Un piso muy estiloso en el barrio de Salamanca de Madrid renovado por una familia de mujeres decoradoras

¿Hay algo más poderoso que tres mujeres de una familia unidas? Creemos que no y en este piso madrileño tenemos una muestra. La propietaria es Gracia de Amescua. De su madre ha heredado el nombre y la profesión de interiorista, y su hermana Leticia es, además de su mejor amiga, una súper arquitecta. Las tres están al timón del estudio Hoc Volo y son las responsables de esta reforma. 

Juntas decidieron transformar un piso señorial del barrio de Salamanca en Madrid, muy compartimentado y de planta tubular e irregular, en la vivienda luminosa, diáfana y estilosa que vemos ahora. ¡Un cambio que no os dejará indiferentes! 

"El piso estaba hecho a pedazos de sus anteriores reformas, pero aún conservaba elementos originales de 1920. Entre ellas, algunas molduras, los radiadores o las carpinterías", recuerda Gracia, que se muestra encantada con el resultado final: "Fue un gran reto, ¡pero lo hemos disfrutado muchísimo!", comenta. 

"Lo primero fue derribar tabiques y reorganizar la distribución, de tal manera que la zona de día fuera un espacio diáfano que integrara salón, comedor y cocina, y la zona más interior y tranquila quedara para los dormitorios", explica Leticia.

Con esta nueva distribución, la luz, que hasta entonces faltaba entre tanto tabique, se expandió y esos pasillos largos y oscuros... desaparecieron. La elección de un suelo de madera blanqueada súper luminoso y una paleta de tonos suaves y monocromáticos también contribuyeron a multiplicar la luz. 

"Apostamos por una base en blanco, un color que nos gusta mucho. Lo manchamos un poco para que virara a gris, porque le da un punto más moderno y cálido. Y lo combinamos con pequeños toques de negro, muy estudiados, para dar fuerza y un aire cosmopolita al conjunto", explica Gracia.

Resuelto el reto de la luz, el siguiente obstáculo era la planta irregular del piso. "Para contrarrestarla jugamos con la geometría –¿te has fijado en el aparador en zig-zag del comedor?– y la simetría, porque nos ayuda a ordenar los espacios", nos explica Leticia. Por ejemplo, en el salón la chimenea es estructurada, dos plafones de molduras simétricas decoran la pared del sofá, en el comedor encontramos dos apliques gemelos...

Donde se han atrevido más con el uso del negro ha sido en la cocina, con una encimera de granito negro que se prolonga en la barra que “cierra” este espacio, y en el baño en suite, donde nos encontraremos con un espectacular lavamanos metálico con el interior de cobre. 

En la suite, encontramos la cama presidida por un precioso mural que recuerda un antiguo tapiz oriental:  “Cuando lo vimos, acabábamos de llegar de un viaje al sureste asiático ¡y nos encantó! Porque era una manera de recordar esa experiencia”, nos confiesa Gracia.

“Mezclamos lo moderno con lo antiguo, porque desde el principio había que conservar la esencia de esta vivienda centenaria”. Quizás por eso el dormitorio respira un aire sutil, entre retro y oriental, con una banqueta clásica a los pies de la cama, muebles de rejilla y toques de negro, con lámparas colgantes doradas y mesillas negras. 

En este piso todo tiene su porqué. Como el precioso mural de montañas nevadas de la habitación de invitados: “Fue un regalo de cumpleaños para mi marido –nos explica Gracia–. Es un loco del esquí y pensé que sería un bonito homenaje a su hobbie. ¡Le gustó tanto que quería mudarse a esta habitación!”. 

El baño de invitados transmite la misma paz y tranquilidad que la estancia en sí: los mismos tonos y colores, y el mismo estilo elegante pero chic. 

Con la risa contagiosa de Gracia y Leticia nos despedimos de este proyecto en familia tan bien logrado. ¡Esperemos que os haya gustado tanto como a nosotras!