La casa de la calma: una vivienda 'slow' en la Costa Brava. Abierta y diáfana, llena de luz y en blanco y madera (con vídeo)

Abierta al paisaje y con vistas al mar, la interiorista Clara Joly d'Aussy dio a esta casa en la Costa Brava un estilo mediterráneo muy relajado. La paz, la frescura y el encanto de los materiales naturales se palpa en cada estancia. ¡No te pierdas el vídeo y las fotos a continuación! 

"Llevábamos años buscando un terreno con vistas al mar, ¡y no es fácil encontrar las dos cosas!", cuenta Nerea, la propietaria de esta casa, de obra nueva y espíritu relajado y mediterráneo. "A Philip, mi marido, le gusta esta zona de la Costa Brava, pues de joven veraneaba aquí con su familia. Yo soy más de interior y prefería un terreno y una casa de campo a ver el mar... Al final salió esta oportunidad y la aprovechamos", añade. "Queríamos algo pequeño, con pocos metros y niveles, pero la cosa se fue animando y al final tenemos una casa diáfana y grande", se ríe ahora la propietaria. 

Completamente conectado con el interior, este porche se plantea como un espacio más de la casa en el que disfrutar. Con un aspecto moderno, gracias a la pérgola de metal y cubierta cañizo, y muy íntimo, gracias al efecto de las cortinas, es perfecto para desconectar. 

La casa fue construida por el arquitecto Damián Ribas y del interiorismo se ocupó Clara Joly d’Aussy, de Estudio d’Aussy. "La idea era conseguir una casa cómoda y relajada, tal y como nos pidió la propietaria", explica mientras la vemos.

"La diseñaron pensando en que tuviera mucha luz, por eso apostaron por acristalar un gran porcentaje y que se pueda abrir completamente, según apetezca. Así el exterior y el interior pueden formar un solo espacio. Aunque, eso sí, para poner los muebles y planificar la distribución es más complicado. Pero da más sensación de libertad", apunta la interiorista.

Si el salón se abre al exterior, también lo hace hacia otros espacios de la casa, como el comedor y la cocina. Como hilo conductor se ha empleado la madera, que vemos en la mesa de centro, en la del comedor y, detrás, en las puertas correderas con lamas de madera. 

Además de la gran cristalera (que une y separa el interior y el exterior), se abrieron vanos con ventanas donde fue posible para bañar por completo de luz el interior. Con una carpintería en negro, al igal que la pérgola, se crea un nexo entre dentro y fuera. 

En esta imagen se puede apreciar bien los espacios amplios y diáfanos de la casa, que están delimitados por muebles, como por ejemplo, la consola azul verdosa que hay justo detrás del comedor.

Los materiales naturales predominan en esta estancia de la casa y se combinan tanto la madera como las fibras con el negro de las estructuras. La zona queda delimitada con la ayuda de la gran alfombra de fibras.

Y aquí se pueden ver bien las puertas correderas que separan la cocina del salón comedor. Una solución elegante y práctica que se integra a la perfección con el resto de la casa.

"En el salón, por ejemplo, aun estando dentro, te sientes fuera. Para decorarlo, la clave fue delimitar con muebles y alfombras, aunque sin llenar. Dejar que respiren", comenta. De hecho, en el paso del salón a la cocina, la transición es muy suave, solo con unas correderas de madera. 

"La cocina mide unos 20 m². Desde hace un tiempo, se estila unir la cocina al salón como un único espacio, pero a veces hace falta separarlos, por eso buscamos la solución de las correderas. Los armarios y los cajones están meticulosamente pensados, aunque puede que la clave principal sean los materiales, madera de roble y microcemento, un contrapunto que funciona", explica Clara.

En la cocina, las fibras y la madera son igualmente las protagonistas, dando calidez y naturalidad a la estancia. Además, bien ordenada y decorada, con cestos de fibras y plantas.

La casa está pensada para que tenga un hilo conductor y que en todas sus estancias se cumplan los mismos patrones. Entre ellos, destaca el de la luz. Los grandes cristales hacen que la luz natural sea la protagonista también en el dormitorio, en el que también hay un armario de madera, de estilo similar a la puerta corredera de la cocina, y los tonos neutros en textiles.

En los dormitorios, sigue esa sensación de calma. "Los colores y los materiales crean ambiente. Y ya que nos inspirábamos en el Mediterráneo, buscamos sobre todo madera, tonos beige y tierra, que especialmente a última hora del día, dan una luz suave y rojiza", añade.

Además de la luz, la madera, las fibras naturales y los colores neutros son seña de identidad en todas las estancias de la casa. Así, la cama se ha vestido con textiles de lino en colores beige, que invitan al relax, y mostaza para dar un punto más vital. 

En uno de los baños, nos damos cuenta de que los muebles a medida son muy parecidos a los de la cocina. "Buscamos un factor de unión en toda la casa, un hilo conductor. También lo es la madera, presente en suelos, en muebles, y en las puertas. Es un material vivo, evoluciona y aporta sensaciones, esa es su gracia", afirma. 

En el baño volvemos a ver las correderas de madera presentes en el resto de la casa. Esta vez, separando la ducha del resto del baño, regalando intimidad. Incluso el suelo se ha revestido con lamas con acabado en madera, que aportan la calidez de la que presume de toda la vivienda. 

"En cada habitación queríamos su propio ambiente. En la suite, quisimos recrear las vacaciones tropicales de Bali, que están presentes en las puertas y en la ducha, una idea que unifica el dormitorio y el baño", cuenta.

También el dormitorio se abre al exterior con una gran ventana de suelo a techo que permite disfrutar de las impresionantes vistas. 

No podemos despedirnos sin preguntar a la propietaria qué significa la casa para ella: "Es descanso, vacaciones, familia", dice. Maravilloso resumen.