¿Bali en Marbella? Esta villa es un OASIS andaluz y paradisíaco: blanco, elegante, para vivir en vacaciones y todo el año

"La casa la compró una familia británica que se enamoró de ella desde el primer segundo. Querían un hogar para disfrutar del sur todos juntos, con sus hijos y nietos", nos cuentan. Y Villa Bali era perfecta porque, además de espaciosa y diáfana, tiene dos porches: uno con salón exterior y otro con piscina y comedor. 

Así es: salón, comedor y cocina están conectados y dan al jardín. "Quisimos acentuar todavía más esas simbiosis 'dentro-fuera' colocando alfombras en los ambientes exteriores. Nos gusta porque dan calidez y armonía. 

"En el interior también cubrimos el suelo, que es de un Silestone arenoso, de alfombras de sisal. Los materiales naturales y orgánicos eran nuestra prioridad", recalcan desde Sandon. 

No en vano, tenían una misión clara: potenciar el espíritu exótico de la casa, pero suavizando el ambiente. Algo que lograron, además, usando colores neutros, sobre todo beiges y arenas, y mucho blanco. Es el que predomina; en las paredes, los techos, las cortinas, la tapicería del sofá, las sillas del comedor y un largo etcétera. 

Y como lo práctico no quita lo elegante, "la mayoría de los textiles son claros, pero fácilmente lavables para que los niños disfruten sin preocupaciones". 

En perfecto contraste con el blanco, el estudio apostó por ir salpicando de negro el gran interior. Así le dieron el aspecto sofisticado y moderno de las casas marbellíes. Lo vemos desde en las mesas de centro y auxiliares, a los cuadros, el aparador que tapa la trasera del sofá, el mobiliario de la cocina o los taburetes en la isla.

Nos detenemos aquí y les preguntamos por el rinconcito con butacas que hay justo al lado de la cocina. "Quisimos crear una zona de descanso tipo 'chill out' al lado de la isla para tomarse un vino con vistas al jardín”.

Por fin, llegamos al dormitorio principal, una espaciosa suite con vestidor que sigue el mismo juego blanco-negro, rodeada por las palmeras exóticas que veíamos desde la zona común.  

El baño es como un spa particular, con la bañera exenta estratégicamente colocada en el paso hacia la terraza, y una ducha pensada para disfrutar precisamente de ese paisaje. 

En el centro de la habitación, sirve para separar el baño de la cama, al tiempo que la mampara de cristal le regala vistas. No nos extraña que la casa se vendiera en 10 días. ¡Es la casa oasis!