Todo lo que debes saber antes de elegir una ducha de obra

Superficies continuas, desagües que se integran en el suelo, griferías empotradas y cerramientos sin perfiles ni sistemas de apertura. La mayor parte de las duchas de obra cuenta con elementos que hacen más fácil su limpieza cotidiana, ya que no existen huecos, recovecos ni escalones. Todo es más continuo y liso. Además también son una buena opción para baños pequeños con ducha. 

Cuando se trata de duchas de obra como la de la imagen, la instalación ha de ser siempre una prioridad. Debe estar bien realizada y ser totalmente impermeable, para evitar problemas de humedades en el futuro. En la imagen, el acceso a la ducha, con sumidero central, se hace a través de un hueco sin cerrar entre dos muros que no llegan hasta el techo.

Son más cómodas y accesibles. Cuando no es necesario instalar un plato podemos conseguir un suelo continuo, sin desnivel, lo que hace que la ducha sea más cómoda y accesible, especialmente para las personas mayores o con movilidad reducida. En cuanto a los revestimientos, tienes mucho entre lo que escoger. Puedes optar por los mismos materiales que en el resto del baño o combinar diseños y colores distintos para crear contrastes decorativos.

La ducha, de obra y a medida, tiene entidad propia en este amplio cuarto de baño. Se convierte en el centro de atención gracias a su diseño, definido por sus perfiles negros y los paneles de cristal. Gracias a su total acristalamiento no resta luz al espacio.

A la hora de hacerte con una ducha de obra tú tienes la llave del diseño. Puedes crear espacios sencillos y elegir los materiales y colores que prefieres. La ducha de la imagen está revestida en microcemento blanco, un material resistente e impermeable. Contrasta, además, con la grifería negra, de tendencia total, y los cerramientos de las ventanas, del mismo color.

Es la solución perfecta para cerrar una ducha de obra sin sacrificar el paso de la luz que entra por la ventana: un muro a media altura que se completa con un panel fijo de cristal. Por otro lado, destaca el estilo blanco de este baño, con loz azulejos con acabado brillo, que multiplican aún más la luz, y las baldosas con pequeños detalles en azul, a juego con las toallas. Las cestas de fibras dan calidez y caldean el ambiente. 

Al no tener que ceñirte a un plato de ducha de medidas determinadas, podrás aprovechar totalmente el espacio. Esto es una ventaja en cuartos de baño pequeños en los que cada centímetro cuenta.

Lejos de ser un elemento antiestético, la mampara puede convertirse en el foco de atención de la ducha si decides poner una especial. Como la de la imagen, un diseño con cuarterones y perfiles negros, que combina de maravilla con el suelo de patrón geométrico y la presencia de la madera en la encimera y el marco del espejo.

Si las mamparas te parecen un estorbo y crees que no son tan importantes, puedes prescindir de ellas y dejar tu ducha abierta, pero lo cierto es que evitan salpicaduras de agua hacia el resto del espacio. En caso de elegirlas, tienes un amplio repertorio de alternativas: transparentes, con o sin perfilería, fijas, abatibles o correderas, etc.

Si te decides por hacerte con una ducha de obra, no tendrás límites a la hora de diseñarla. Tú eliges el tamaño, la forma y la ubicación, los materiales que la componen, los cerramientos y, por supuesto, las griferías.

Seas o no fan del minimalismo, seguro que te apasionan los baños limpios, serenos, en los que se respira calma. En ellos, la ducha se convierte en un espacio de líneas puras y rectas, sin perder ni una pizca de encanto. Como la de la foto que se ha revestido en microcemento de color arena y acabado irregular, y se cierra con una sola pantalla de cristal fija. La grifería empotrada contribuye a transmitir sencillez y ligereza.

Una ducha amplia y sin escalones que limiten el acceso se convierte en la opción más atractiva para evitar accidentes. Así ganas en comodidad y estilo, ya que los suelos continuos resultan elegantes y decorativos. En la imagen, la zona de ducha queda separada por sendos muros de obra que no llegan hasta el techo para no interrumpir el paso de la luz natural.

No importa cómo sea el espacio en el que quieres instalar la ducha. Si te decides por una de obra, será posible. Este tipo de instalaciones se realiza a medida, incluso cuando el hueco es angosto, muy pequeño o con techo abuhardillado, como en la imagen. Las mamparas de cristal se pueden encargar.

Sea cual sea el material que elijas para revestir el suelo de la ducha asegúrate de que es antideslizante y te evitarás más de un susto. La mayoría de los pavimentos para cuartos de baño cuentan con propiedades antideslizantes, y en caso de que no sea así, se puede aplicar un tratamiento al suelo para que no resbale. Si eliges piedra caliza, como en la ducha de la imagen, opta por un acabado abujardado a prueba de caídas.

Otra forma de cerrar una ducha de obra es hacerlo con un muro construido en ladrillo y revestido con el material elegido para el resto de las paredes. El baño de la imagen lleva un revestimiento cerámico de color blanco que aporta luminosidad al espacio.

De obra, amplísima y acristalada con paneles fijos. Así podemos definir la cabina de ducha en este baño. El material de las paredes y el suelo, Silestone de color blanco, aporta luminosidad y contrasta con el pavimento de madera del resto del espacio. Un rincón de relax blanco y puro que invita a ducharse.

La instalación de los desagües en las duchas de obra suele ser algo más complicada. Es importante asegurarse de que cuentan con un buen aislamiento e impermeabilización para evitar en el futuro problemas de humedades y filtraciones.