Una encantadora mini casa de 60 m2 en Barcelona con jardín: era un loft y ahora está muy bien aprovechada (con plano)

Esta casita es un clásico actualizado. Se encuentra en la Avenida Tibidabo, "para mí, una de las calles más bonitas de la Ciudad Condal. Tiene alma y nos traslada a la época de esplendor de Barcelona. Además, es de las pocas calles que ha conseguido conservar su aspecto señorial y ajardinado casi intacto durante más de 100 años", introduce la interiorista Andrea Feliu.

Inicialmente, tenía 52 m² y era un único espacio abierto tipo loft. Optaron por agrandarla para poder añadir la cocina y levantaron paredes para separar la zona de día de la de noche con una pieza clave: la librería. Que además de dividir espacios, decora y almacena. "Se diseñó para que llegara al punto medio de la viga de madera del techo, de forma que ayudara a separar el salón del comedor y cocina", detalla.

Tenían claro que, al tratarse de un espacio pequeño, el objetivo era ganar amplitud. "Pintar los techos de blanco fue algo que tuvimos muy claro desde el primer momento. Procedimos de igual forma con todas las paredes y muebles a medida, haciendo que todo quedase lo más integrado posible en el espacio y generase esa sensación de continuidad y amplitud", continúa la interiorista.

El comedor, al estar en un espacio de paso entre salón y cocina no podía ser cargante y por eso "decidí poner focos empotrados en vez de lámparas colgantes, para evitar que limitasen la visión despejada hacia la ventana de la cocina. ¿Los elementos clave? Las sillas y la mesa, que debían ser piezas con personalidad. Opté por una mesa de madera maciza de roble reciclado antiguo y por unas sillas de cuero plegables, muy ligeras", cuenta.

En la cocina, abierta y delimitada por unos muretes de obra, marcaron un reto: el fregadero debía ir bajo el ventanal y, partir de allí, se distribuiría el resto. Feliu explica que "al ser una cocina estrecha -¡mide tan solo 8 m²!- debía evitar poner muebles altos en ambos lados, que generaran sensación de pasillo. Así que los ubicamos juntos en la pared derecha. En la zona de muebles bajos, instalamos la campana de obra con estantes blancos, siguiendo la estética de la casa y con el objetivo de no sobrecargar y ganar amplitud". 

¿Un secreto? Este espacio antes no existía. Se lo quitaron a la terraza y se hizo todo desde de cero y a medida por un carpintero. "Es lacada y aparentemente sencilla, pero los pequeños detalles seleccionados muy cuidadosamente como la grifería, tiradores y apliques antiguos hacen de esta cocina un espacio muy especial", indica.

El dormitorio es abuhardillado y, para seguir con la uniformidad, utilizaron muchos trucos. ¿Un ejemplo? El cabecero a medida que, "al ser de pared a pared, optimiza el espacio y cumple con la doble función de mesita de noche y cabecero. También se forró con las mismas lamas de madera de los armarios, que llegan hasta el techo para aprovechar al máximo el espacio”, confiesa. En cuanto a la decoración, los materiales naturales como linos y maderas ¡son una apuesta segura!

El microcemento es otra apuesta muy versátil. "Lo pusimos en el baño porque queríamos hacer una ducha abierta, al nivel del suelo y con pavimento continuo. El murete a media altura sujeta la mampara, no priva de luz al resto del baño y, además de servir de lateral para el mueble lavamanos, delimita y separa", indica. ¡Bien pensado!

Andrea Feliu es la interiorista responsable de este proyecto.

La casa tenía 52 m² y era un espacio abierto, tipo loft. Sumaron 8 m² de la terraza para añadir la cocina y levantaron tabiques para separar la zona de día de la de noche. El jardín es una delicia y sus 35 m² se disfrutan muchísimo.