Estilo rústico

Renovar la carpintería de la escalera y pintar las vigas de la casa en color blanco da más luz y quita años. El comedor aprovecha el rincón bajo la escalera (encaja en el estilo rústico una mesita vestida con textiles hasta el suelo). No te quedes con las ganas de ver más y descubre el resto de la casa.

Nos colamos en el dormitorio de esta casa para copiar sus ideas más campestres: tejidos naturales en la cama (el lino y su arruga son perfectos), tonos tierra, madera en el techo y en el suelo, pero actualizada con blanco.

Desde todos los ambientes, el exterior se cuela a través de los amplios ventanales. Precisamente para disfrutar del entorno se evitaron las cortinas. Además, la sensación de amplitud se potencia con espacios diáfanos y compartidos, como ocurre en la primera planta donde salón, comedor y cocina conviven. ¿Quieres ver cómo? 

Y lo hace a través del porche de esta casa de campo que se pierde en vistas en el horizonte. Aquí solo hay paz y relajación, bueno, y un confortable sofá y mesas auxiliares y una lámpara y muchos cojines que ayudan a sentirse tan a gusto.

Los tonos suaves son perfectos para decorar una cocina de estilo rústico: el tono verde agua de esta y los frentes con molduras y tiradores de forja son para copiar. ¿Qué más nos gusta? La encimera de madera y la perfilería de la ventana con barrotillo también en color. Descubre el resto de detalles de esta casa marbellí. 

No solo por fuera, sino que en el interior, dejar las paredes en piedra vista hará que todo el ambiente se note rústico. Si no tienes la posibilidad, opta por placas que imitan este acabado. El resultado será como el de este perfecto comedor, extra acogedor, al que se suma el techo revestido en madera. 

Y muestra es este ambiente integrado en el dormitorio. Solo hay que dejar que predomine la piedra, el barro y la madera en los revestimientos y en el mobiliario y optar por una cómoda recuperada como mueble de lavabo, por ejemplo. Con los apliques y accesorios adecuados, rústicos o retro, ¡conseguido! No te pierdas el resto de ideas de esta casa. 

El encanto de la decoración de esta casa de pueblo rústica es llevar al interior. muebles que podrían estar perfectamente en el patio y combinarlos con la piedra de las paredes y una alacena en madera decapada. Descubre esta casa.

Así se ha diseñado el interior de esta casa. Las soluciones a medida permiten sacar partido al espacio como se ha hecho en el frente de la chimenea, con un mueble a la derecha. La madera da continuidad a cada elemento. El espejo tipo ventana concede profundidad, un truco diez.

Unos bancos blancos de líneas clásicas, y más aún si se conjuntan con una mesa rústica del mismo color y complementos vintage, son los que aportarán un toque "casa de campo" a tu cocina. Además, son una solución con poco peso visual para no sobrecargar el espacio.

Este estilizado banco estilo caballete remite a lo ecuestre y se integra a la perfección con el ambiente rústico de montaña, los muros de piedra y la madera recuperada de esta casa en los Picos de Europa.

A veces una solución tan sencilla, como este banco corrido bajo en tablero junto a un gran ventanal, nos permite crear un descalzador con espacio suficiente también para guardar los zapatos y otros útiles a la vista en unas cestas de fibras naturales.

La chimenea integrada de la pared, dando la sensación de salir de ella, es el punto fuerte de este salón. Su luminosidad se ve acentuada gracias al tono beige de los sofás y el contrapunto naranja de los cojines y las flores. 

Este antiguo pajar, cerca de Comillas, ahora presume de casa campo llena de vida. Un ejemplo, este salón conectado con el comedor. Y aun con el paso de los años sigue manteniendo esa rusticidad típica de las casa de esta zona cántabra.      

Un salón rústico también puede ser ligero y fresco. Mira el efecto que provocan el puff y los cestos en fibras naturales.  

Porque con la personalidad de las vigas y el techado de madera es suficiente para crear una super atmósfera cálida. La sencillez de la chimenea, de metal, y los toques de color, en la estantería y los textiles, crean el punto de inflexión.   

En este salón de montaña se ha apostado por fomentar la luminosidad pintando las vigas del techo de blanco y eligiendo una tapicería color hueso para los sofás. La mesa recuperada y un antiguo espejo sobre la chimenea añaden el punto más personal. 

En esta antigua masía situada cerca de la montaña de Montserrat, la combinación de piedra, madera y ladrillo, junto a los tonos caldera y flores frescas aporta calidez a un inmenso salón de doble altura.  

Los tonos tierra aportan calidez y la gran ventana corredera crea una conexión con el exterior apenas perceptible. Sobresalen las sillas, con respaldo de rejilla, y el sobre de la mesa, en madera tallada. 

Los atardeceres desde esta ventana tienen que ser increíbles. Pero mucho más si iluminas el salón con unas velas bajo la ventana o las mesas auxiliares. Como resultado: un ambiente muy acogedor que se ve acentuado gracias a plaids y cojines en tejidos extra suaves y agradables al tacto. 

Este coqueto salón rústico gana amplitud gracias a que se decidió pintar techo y paredes de blanco. Y las vigas en madera natural incrementan, junto al suelo de barro, esa atmósfera rústica. 

Paredes en blanco, vigas con una pátina blanquecina, un parquet de un tono muy clarito, textiles naturales de texturas abrigadas, acabados decapados... Cuesta de creer que este refugio esté en los Pirineos y no en un pueblecito de Noruega.

Rústico con un aire actual, así es este salón en el que suelo y techo son de madera en bruto. Sí, de esa que deja sentir sus nudos e irregularidades al simple tacto. Esta peculiar textura contrasta con el estilo más contemporáneo de los sofás y la chimenea. 

O también conocida como la combinación del éxito en esta cálida y acogedora cabaña de montaña. Y, colocado bajo los enormes ventanales, el sofá en forma de “U” se funde con el gris y el verde de los árboles. 

La clave de este salón está en la luz que entra por el enorme ventanal, con vistas al Pirineo, y el juego que crea la combinación de cortinas y estores. Esta solución convierte a la luz natural en protagonista. El contrapunto lo crean el par de butacas y los pequeños detalles en rojos y tonos rosados. 

Gracias al blanco de paredes, tapicerías e incluso de la chimenea, en este salón rústico reina la luminosidad. A veces, las maderas al natural tienden a oscurecer los espacios. Y, si los techos son bajos, esa sensación aumenta. 

No hace falta mucho para respirar ese aroma a campo en esta coqueta casita de L’Empordà. ¡Y más con unos techos abovedados en ladrillo de barro como esos! En el resto, la clave está en la luminosidad y el uso de varias tonalidades de blanco.