"Lucir algo horrible de lo que nos sentimos orgullosos, pero que en realidad es de mal gusto, es un problema que debemos evitar. En la cocina, podemos permitirnos ciertos elementos decorativos, como cuadros o incluso esculturas, siempre y cuando las dimensiones de la estancia lo permitan y se distribuyan adecuadamente en diferentes zonas", nos cuentan las interioristas de Deulonder.
"Por ejemplo, en el comedor sí podemos incorporar algún detalle lujoso, siempre y cuando no rompa la armonía. Es muy importante evitar añadir elementos que generen un desequilibrio estético y que no estén en sintonía con el estilo general de la cocina", añaden.