Empezar de abajo hacia arriba Cuando nos ponemos en modo limpieza, lo primero que vemos es el suelo lleno de migas, basurilla, restos (y más si hay niños de por medio) y no podemos resistir la tentación de recogerlo, normal... ¡Pues para! El ciclo correcto es de arriba hacia abajo para que el polvo vaya cayendo hacia el suelo y este, sea lo último que limpies. De lo contrario, volverá a ensuciarse cuando lo hagas con los muebles. No cambiar los estropajos con frecuencia Los estropajos ayudan a limpiar de forma manual todos los utensilios de la cocina. Pero es cierto, que se deben cambiar con frecuencia si no queremos repartir la suciedad por todo el fregadero. Incluso si al fregar algo con demasiada suciedad incrustada nos queda con mal aspecto el estropajo, es hora de renovarlo. Aplicar el producto directamente ¡Error! Resulta que con esto saturamos la superficie del producto y después es más complicado quitarlo. Aplica mejor el limpiador sobre el trapo que estés utilizando y verás que todo marcha mejor. No limpiar los limpiadores Por alguna extraña razón pensamos que no es necesario limpiar los materiales que utilizamos para la limpieza: trapos, esponjas, escobas, aspiradores, la fregona , la mopa, el cubo, la escobilla del baño , la lavadora... y la lista sigue. Usar la misma bayeta Eso de tener un trapo y una esponja para el baño, así a simple vista parece lo más adecuado, pero una vez más, volvemos a equivocarnos. Resulta que necesitamos una para el lavabo, otra para la ducha o bañera y una tercera para el WC. De lo contrario, estarías pasando las bacterias de un lado a otro. Usar mucho jabón Por usar más jabón no se van a limpiar mejor las prendas que pongamos en la lavadora . Al contrario, algunos textiles como las toallas se pueden llegar a estropear. Utiliza la cantidad de jabón que aconseja el fabricante dependiendo del tipo de textil. Dejar las toallas húmedas Bien sea que las eches a lavar o que las cuelgues en el toallero, dejar las toallas húmedas son un caldo de cultivo para moho y bacterias. Extiéndelas hasta que se sequen por completo, después puedes ponerlas en el cesto, de lo contrario imagina el festín que se darían las bacterias de la ropa sucia y la humedad... No utilizar guantes Hay gente que dice que no se apaña con ellos, sin embargo, debemos insistir en la importancia de su uso. No solo te mantendrás a salvo del contagio de virus por, sino que también protegerás tu piel de los daños causados por el contacto con productos químicos y evita que te cortes si se rompe algo. No dejar actuar a los productos Solemos aplicar el producto de limpieza e inmediatamente pasar el paño para retirarlo... ¡Error! Estos productos necesitan al menos unos 30 segundos como poco para que las sustancias empiecen a actuar debidamente sobre las superficies. No leer las instrucciones de los productos A veces nos confiamos de la leyenda "multiusos" y aplicamos el producto sobre cualquier superficie sin tener en cuenta si son delicadas. Es fácil que materiales como el aluminio, el mármol o la madera se dañen con los químicos. Pero si quieres tener todo a punto, aquí te dejamos 20 trucos de abuela para tu casa que te serán súper efectivos. No recoger antes de acostarse Recoger antes de dormir, es una de las claves de todo amante del orden y la limpieza que se precie... y del que aspire a serlo, también. Por mucha pereza que te dé, especialmente la cocina, deberías dejarla limpia. Los platos sucios y con restos de comida son un imán para los bichos y microorganismos. Por no hablar de lo desagradable que resulta amanecer con semejante zafarrancho. Sobrecargar el lavavajillas La función del lavavajillas es limpiar y ahorrar tiempo. Si sobrecargamos el lavavajillas se consigue el efecto contrario, limpiar más y derrochar tiempo. Y es que si añadimos más platos, vasos o cubiertos de la cuenta lo más probable es que no se limpien bien y tengamos que ponerlo de nuevo o fregar a mano. Dejar algunos platos o cubiertos sin fregar Es un clásico de los que odian el 'momento fregar'. Muchos se dedican a fregar los platos, vasos o sartenes y luego se quedan los cubiertos en el fondo. Pues es hora de comenzar el año con cambios y terminando todas las tareas de limpieza que nos toque hacer. Porque dejarlo para "más tarde" no ayuda nada. Entrar con los zapatos a casa Sí, ya sabemos que no es un hábito de limpieza sino un hábito a secas, y uno que debes exterminar cuanto antes. No puedes ponerte a limpiar la casa con los zapatos que has llevado a la calle, sería "pisar el fregao", como dirían las abuelas. Mira y terminarás prohibiendo los zapatos en casa. No limpiar los interruptores de la luz Probablemente sean uno de los grandes olvidados en las tareas de limpieza. Sin embargo, se tocan a diario y acumulan más gérmenes de los que crees. Limpia al menos una vez en semana con la ayuda de una toallita o un paño. Meter las cosas a la nevera sin orden Ya te hemos hablado de cómo ordenar la nevera y lo importante que es incluso, para hacer una compra a medida y sin derroches. Pero eso no es todo, pon atención a las sobras que guardas, ¿de verdad te las terminas comiendo? Si la respuesta es no, deja de hacerlo, lo único que consigues es que pueda darse una contaminación cruzada en tu frigorífico. No cuidar las plantas de la terraza Sí, son parte de las labores de limpieza. Si además tenemos jardín debemos hacer frente a las malas hierbas. Recorta el césped, cuida tus plantas y así podrás disfrutar de una casa 100% limpia. Limpiar los cristales a la luz del sol Suena súper lógico y todos aprovechamos un día soleado para limpiar los cristales de la casa y las ventanas pero... ¡Volvemos a hacerlo mal! Resulta que con el calor del sol, el limpiacristales se seca muy rápido y no lo retiramos por completo con el trapo, dejándolo opaco y rayado. No limpiar los zócalos Los zócalos son otros de los grandes olvidados. Como no están situados a la altura de los ojos, pasan un poco desapercibidos, pero se nota cuando no se limpian bien. Si además tenemos las paredes en blanco , más se verá la suciedad. Limpia con la ayuda de una aspiradora de mano. No dejar la cama hecha No cuesta ni 5 minutos hacer la cama antes de comenzar el día, ya trabajemos en casa o no. Hacer la cama da paz, orden y sensación de limpieza. También es otra forma de ventilar la ropa de cama después de la noche y evitar así, la aparición de ácaros y por tanto, un mal descanso. No organizar los cajones Uno de los malos hábitos más frecuentes es acumular de todo en los armarios sin orden ni organización ninguna. Con esto solo conseguimos ocultar el desorden de la casa y no saber ni siquiera lo que tenemos. Haz limpieza, elimina aquello que no uses y organiza con la ayuda de cajas todo lo que tengas por casa. No sacar la basura cada día No sacar la basura cada día es un error. Aporta mal olor a la casa y además es más probable que aparezcan plagas de insectos que se pueden expandir por el resto de la casa. No limpiar el interior del microondas Además de limpiar la tapa y el plato del microondas, se debe hacer una limpieza del interior. En el microondas se calientan multitud de platos, desde el café de la mañana hasta el tupper del almuerzo. Para eliminar la suciedad más incrustada puedes usar la mezcla natural infalible: bicarbonato, limón y vinagre. Dejar escarcha en el congelador Gasta más luz y los alimentos se pueden deteriorar. Aunque muchos congeladores ya no hacen escarcha otros modelos sí. Si el tuyo es así, intenta siempre mantenerlo limpio y libre de hielo. No limpiar las alfombras todos los días ¡Cómo lo oyes! Las alfombras necesitan cuidado, ya que acumulan mucho polvo. Si además la alfombra está situada en una zona muy transitable como el salón o el pasillo, se debe limpiar todos los días. Para que no sea un drama esta tarea, usa un robot aspirador o una aspiradora de mano. ¡Te resultará más cómodo! Si te han sorprendido estos malos hábitos de limpieza, seguro que con esto, vas a alucinar: ¿Sabías lo dañino que es llevarse el móvil al baño? ¿Tienes claro cómo descongelar, bien, tu congelador ? No te pierdas estos 50 trucos de limpieza, que seguro no sabías. Y por aquí, cosas que debería limpiar solo con bicarbonato. Sí, puede parecer raro, pero hay 11 cosas que puedes meter en tu lavavajillas. Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en www.elmueble.com, suscríbete a nuestra newsletter.