La polémica está servida. Cierto es que algunos aseguran que tener un armario cápsula es como la fórmula de la Coca-Cola, simplemente genial. En cambio otros, aunque sea por lo "bajini", están convencidos de que es pura fachada y además no es ni eficiente ni eficaz y poco tiene que ver con el orden o el ahorro.
Los armarios cápsula (o los armarios mínimos, vaya) no nacieron ni ayer ni el año pasado. La que acuñó el término de armario cápsula fue Susie Fox (por allá los años 70), que lo definió como una selección de prendas básicas que nunca pasan de moda y que después puedes combinar con piezas más de temporada y que son tendencia.
Es más, a este reto también se le conoce como Proyecto 333 (33 piezas en 3 meses) y la que lo puso en práctica por primera vez fue Courtney Carver en 2006 cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple. Carver decidió simplificar su armario para facilitar y mejorar su vida cotidiana y decidió reducir el estrés, incluido el que provoca la dictadura de la fast fashion.
Entonces, ¿a favor, en contra o un mix?