Los pensamientos negativos no son buenos en ningún ámbito de nuestra vida, nos bloquean y condicionan y es difícil emprender cualquier acción o actividad cuando, a priori, contamos con que el resultado va a ser desfavorable.
La solución pasa por cambiar nuestra mentalidad para preocuparnos menos por nuestras debilidades y más por nuestras fortalezas. Un cambio de paradigma que consiste en 'darle la vuelta a la tortilla' y, en lugar de pensar y verbalizar las cosas malas, hacer hincapié en las buenas para fijar nuestra atención consciente sobre ellas.
Alcanzar la felicidad y el equilibrio interior es más fácil cuando nuestras emociones son positivas. Y lo mismo ocurre con el orden en nuestra casa. Si antes de empezar a organizarla ya estamos pensando de antemano que será imposible cambiar su aspecto, seguramente acabemos teniendo razón (y reafirmando nuestra conducta) porque nunca nos habremos puesto manos a la obra con la tarea.
Para salir de este círculo vicioso cuyo resultado es la asimilación del desorden como algo natural e irremediable tan sólo hemos de desterrar de nuestra cabeza estos cinco pensamientos negativos:
1. No tengo tiempo para ordenar
Cuando estás dentro de la vorágine del trabajo, los niños, las clases de inglés, el café con las amigas... es muy difícil priorizar en la agenda la tarea de ordenar.
Ya te hemos explicado la regla del minuto del método Kaizen, que consiste en empezar por hacer algo durante un minuto para día a día ir adquiriendo el hábito, pero si aún así sientes que no dispones de esos 60 segundos diarios, cambia el pensamiento.
En lugar de instalarte en la idea de que tan sólo te quedan tres horas libres para estar en casa antes de acostarte a dormir, acomódate en el pensamiento positivo de que cuentas con 180 minutos para dedicar a tus cosas, entre las que se incluye ordenar algún cajón, armario o estantería.
2. No sé ni por dónde empezar
No es necesario rellenar una tabla de excell con los espacios a ordenar, servirá con que tengas una lista de prioridades en función de tus necesidades. Si eres consciente de que vistiéndote con mayor agilidad llegarías más pronto al trabajo, empieza por el armario. Si este mes esperas muchas visitas en casa porque tienes varias celebraciones o cumpleaños, el salón será tu objetivo.
También será importante comenzar por 'proyectos' realistas, nada de pensar que puedes ordenar toda la casa de una sola vez en una semana. Si no eres capaz de mantener colocados en el aparador de la entrada las gafas, las llaves y demás objetos menudos, cómo vas a abordar la limpieza y organización de los armarios de la cocina o del mueble de baño.
3. Empiezo mañana
Procastinar, según los últimos estudios de psicología conductual, no es tan malo como parece, de hecho esta manera de actuar en la que pospones las tareas está estrechamente relacionada con una mayor creatividad, pero tampoco hay que caer en la pereza.
Es recomendable marcarse objetivos asequibles que reforzarán tu conducta al percibir los resultados positivos. Comienza por una tarea simple y ejecútala de manera progresiva, así será más fácil que te habitúes a realizarla.
Un método que funciona es el 'trato de los 5 minutos' ideado por Kevin Systrom, uno de los fundadores de Instagram, quien estaba habituado a demorar sus obligaciones. Systrom empezó a obligarse a realizar dichas tareas durante cinco minutos al día y descubrió que estas dejaban de ser tan complicadas (por muy importantes que fuesen) ya que de manera progresiva –y concentrado casi sin darse cuenta– iba avanzando hacia su consecución, hasta que finalmente las terminaba prácticamente sin esfuerzo.
4. Total, si mañana la casa va a estar igual de desordenada
Una vez tu casa está ordenada será más difícil que el desorden vuelva a imperar en ella. ¿Por qué? Porque habrás interiorizado dónde va colocada cada cosa y será más fácil clasificarlas y ordenarlas.
Es ese cambio de mentalidad del que tanto habla Marie Kondo, ese momento clic de felicidad en el que eres consciente de que tu casa ya no volverá a ser nunca la misma.
5. Soy así, nunca voy a cambiar
Existen pautas de conducta que asimilamos como roles. Y aunque están muy relacionados con la identidad, siempre podemos cambiar nuestra conducta para no caer en el estereotipo.
Un modo eficaz para combatir el pensamiento negativo que nos induce a pensar que somos personas desordenadas y nunca vamos a poder cambiar este hecho es hacer un sencillo cambio de roles.
Si te pones en la piel de una persona ordenada durante un corto periodo de tiempo (por ejemplo, durante la regla del minuto), descubrirás los beneficios que esta manera de actuar aporta a tu vida: no pierdes tiempo en encontrar las cosas, te sientes responsable de tus actos, pierdes el miedo a no ser aceptado socialmente...