Te aconsejamos comprar cubiteras de silicona, ya que las rígidas suelen ser más delicadas y se rompen y deterioran más rápidamente. Aunque sean un poquito más caras, invierte en las de silicona porque se pueden manipular sin que se rompan y toleran mejor el paso del tiempo.
Fíjate también en el tamaño de la cubitera que selecciones, ya que va a estar ocupando sitio en el congelador y debe encajar perfectamente, para evitar que se mueva más de la cuenta y se vierta su contenido por todo el interior del electrodoméstico. Intenta que los huecos sean grandes y cuadrados para que tengan mayor capacidad de llenado.
¿Te atreverías a usar una cubitera fuera de la cocina?
Pues se nos ocurren varios usos para la cubitera fuera de su hábitat natural: el congelador. Este utensilio, sacado de contexto, puede resultar también útil.
La primera propuesta es que, si es bien mona, de esas de metacrilato transparente por ejemplo, la pongas en tu tocador y la uses como joyero. También puedes meter las bandejas de plástico para hielo dentro de una caja de fieltro o madera y disponer en sus distintos compartimentos pequeñas joyas, como anillos o pendientes.
Otra sugerencia es que uses tu cubitera vieja como mezclador de pinturas. Si te encanta pintar o tu hijo es un pequeño Picasso, no hace falta paleta. Utiliza la cubitera para mezclar colores y hacer auténticas obras de arte.
¿Y como costurero? Bueno, vale, no te servirá para guardar todo lo que se puede albergar en una completa caja de costura, pero para pequeños proyectos en los que se quieran tener a mano los hilos, botones o alfileres, la cubitera puede resultar útil. Todo quedará, separado, ordenado y accesible.
En tu estudio o escritorio puede servir como distribuidor del pequeño material de oficina, como chinchetas, grapas, clips, etc. ¡Todo es cuestión de echarle imaginación!