El primer paso para eliminar el desorden es ser consciente de todo lo que tienes acumulado en casa. El auténtico valor de tirar la ropa y los objetos viejos e inservibles reside en que antes de hacerlo deberás valorar todas tus pertenencias y así descubrir tus verdaderas necesidades. ¿Por qué has de comprar una camiseta negra si tienes otras tres más guardadas en el cajón? No clasificar es casi tan ineficaz como clasificar de manera incorrecta. El libre albedrío no es buen consejero del orden, pero tampoco lo es idear categorías demasiado específicas que nos dificultan mantener a diario el sistema de organización creado. No hace falta que tengas tres cajones para los calcetines (uno para los blancos de deporte, otro para los negros de tipo ejecutivo y otro para los estampados), con tener uno organizado por tipologías será más que suficiente. Es tan importante desechar y clasificar como saber dónde pondremos todo aquello que hayamos decidido quedarnos. Hay quien organiza su casa en función de un diagrama de flujo: algo así como tener más a mano aquello que más usamos. ¿Por qué guardar un perfume dentro de una cesta en el interior del armario del baño si lo utilizamos cada mañana? Es mucho más práctico y se pierde menos tiempo en buscarlo si lo colocamos en el tocador o en la cómoda de la habitación. Ya te hemos hablado de la importancia de eliminar los pensamientos negativos a la hora de abordar la organización de una casa ("nada va a cambiar", "soy así", etc.) y de cómo es necesario que apuestes por un cambio de actitud que te anime a comprender que el orden no sólo te facilitará la vida, sino que también mejorará de manera general tu estado físico y mental. Marcarnos objetivos inalcanzables no hace sino reforzar nuestra conducta desordenada ya que nunca llegaremos a terminar la tarea. Organizar una despensa al completo requiere de mucho tiempo y mucha energía, ya que implica valorar producto por producto (incluyendo fechas de caducidad) y limpiar el espacio en condiciones para eliminar microbios, así que no pretendas hacerlo en una tarde. Lograr el equilibrio entre tiempo de ejecución y tarea es fundamental. La acción contraria es igual de perjudicial. No está mal empezar por ordenar el corbatero, pero esto no te llevará más de una hora de tu tiempo, por ello aprovecha la concentración en la que estás inmersa para abarcar otras zonas cercanas y que el orden en su conjunto sea mucho más general y no tan específico. A corto plazo, esconder las cosas debajo de la cama o en altillos parece muy efectivo, ya que las eliminamos visualmente de los espacios, lo que no significa que desaparezcan. Además, estarás restando sitio para guardar objetos más útiles o necesarios. No conviertas tus armarios en agujeros negros del orden. No nos estamos refiriendo a colocar las cosas en horizontal (hay quien prefiere esta técnica al doblado vertical patentado por Marie Kondo), sino a creer que por que las cosas estén unas encima de otras ya están ordenadas. Una torre de papeles perfectamente cuadrada sobre el escritorio no dejará nunca de ser una torre de papeles. Por no hablar de esas cestas del aparador de la entrada llenas a rebosar de objetos de todo tipo. Un error muy común es lanzarse a la aventura de organizar la ropa y los objetos de los demás miembros de la casa. Puede que tú tengas claro el sistema de clasificación y orden establecido, pero los demás no, por ello cada cuál ha de decidir el lugar óptimo para guardar sus cosas, así como aquello que pretende quedarse o, por el contrario, desechar. Si en última instancia te sientes incapaz de ordenar tu casa o crees haberlo intentado todo sin conseguir el objetivo propuesto, ¿por qué no pedir la ayuda a un profesional del orden o home organizer ? Se encargará de ver cuáles son tus necesidades, te ayudará a deshacerte de lo que no necesitas y a encontrar el lugar ideal para cada cosa. Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en www.elmueble.com, suscríbete a nuestra newsletter .