Las mesas de cristal son un gran aliado en salones pequeños, por su ligereza y su capacidad para reflejar la luz, lo que contribuye a que el salón se vea más amplio. Aquí, la estilista y decoradora Olga Gil-Vernet eligió un diseño nido, que da mucho juego, porque en el espacio que ocupa una mesa tienes dos. Redondas, además, resultan más livianas. Su acabado dorado, a juego con las lámparas y la estructura de la butaca, da un toque elegante y contribuye a dar claridad al espacio.