Trucos para iluminar bien la habitación infantil y de bebé

Aunque no siempre es posible, lo ideal es que la habitación del bebé cuente con luz natural. Eso significará que también se podrá realizar una ventilación adecuada y conlleva el ahorro de energía. Distribuye los muebles dependiendo de la entrada de luz, poniendo el cambiador cerca de la ventana y la cuna más alejada.

La iluminación localizada será la que realmente vaya perfeccionándose con el tiempo, para atender las necesidades específicas. Por eso, irá de la mano de la distribución. Si ya sabemos dónde se ubicará la cama o cuál es la pared de la mesa de estudio, la disposición de los enchufes será esencial para apoyar a estos sectores: queremos evitar atravesar la habitación con los peligrosos, poco estéticos cables.

Esta se activa desde un interruptor. Es el caso de los apliques de pared sobre la cama, una decorativa lámpara de techo centrada o en una zona de estudio. Ayuda a crear distintos ambientes dentro de un mismo espacio. Distribuye los muebles de manera que los enchufes queden escondidos entre su parte trasera y la pared, y fija los cables a la pared.

Para iluminar toda la habitación instala en el techo una lámpara o plafón de luz cálida que pueda ser regulada con un dimmer; así, según la hora del día, irás ambientando el lugar. Cuando sea tiempo de jugar con el bebé, la lámpara puede brillar a su máximo esplendor, pero al atardecer la luz tenue calmará sus ánimos y lo preparará para dormir.

Esta lámpara de techo es el modelo Partly Cloudy de Circu y posee una textura de algodón que la hace super gustosa. Se puede encontrar en El Corte Inglés. 

Los primeros meses, el cuarto necesita una luz acogedora, que pueda activarse a la hora de dormir o de amamantarlo. En la zona del cambiador, conviene luz directa y suave, que puedes preparar en una balda superior, o mediante apliques o focos led. Usa bombillas de bajo consumo, de luz cálida (3.000 k) y potencia media (20 w); conseguirás que el cuarto del bebé se caliente menos. Evita los focos halógenos y fluorescentes.

Instala focos empotrables y orientables siguiendo un recorrido lógico: además de señalizar el paso, servirán para iluminar el armario y las zonas de almacenaje. Resaltarán la decoración de la habitación, agregando volumen y vivacidad a los colores, dos cualidades que no lograrás con una luminaria cenital. 

Si escoges un mobiliario de tonos claros, la luz, tanto natural como artificial, se reflejará mejor en las superficies, emitiendo una placentera sensación de claridad en el ambiente general.

Una bonita guirnalda con lucecitas colgando de la cuna o de la estantería es todo un acierto. Las letras y carteles luminosos son ideales para crear puntos de luz y una iluminación tenue y serena. Además, decoran muchísimo los espacios, ya que se pueden encontrar formas de estrellas, de nubes o rayos. Las lámparas quitamiedos, que a simple vista parecen juguetes, por la noche acompañan a los niños con una suave luz. 

En esta etapa prima la seguridad: no conviene tener luminarias sueltas o de pie, para evitar tropiezos. Elige modelos de pared o instalados en baldas a las que el pequeño no tenga acceso. Es útil contar con una iluminación directa sobre la cama, para esos primeros libros de cuentos. Y si tienes alguna luminaria para mesita de noche, procura que tenga oculta la bombilla con un difusor cerrado. La luz led es ideal, porque es fría, no se calienta, ni emite calor.

La lámpara Moth está realizada en un papel resistente, doblado con la máxima precisión. Cuesta 140 € en Peek and Pack y está disponible en varios colores.