Desde la mantelería bordada a mano hasta la vajilla o las copas de fiesta, te contamos cómo cuidar tus piezas más preciadas para que tus celebraciones sean un éxito.
Cómo recuperar un mantel blanco
¿Qué mejor momento para sacar a relucir esa mantelería tan especial que durante estos días de Navidad? Sin embargo, si hace tiempo que no la usas es posible que, si era blanca, haya amarilleado por algunas zonas. Revísala con antelación para comprobar que está impecable. En caso contrario, y para que quede como nueva, solo tienes que disolver tres cucharadas de bicarbonato en un litro de agua templada y dejar el mantel en remojo durante más o menos una hora. Después basta con lavarla en la lavadora con el programa y el detergente apropiados y te quedará perfecta. Cuando la guardes, ten la precaución de envolverla en un papel de seda blanco que la proteja. Así cuando la vuelvas a usar estará como nueva.
Eliminar los pliegues de la mantelería
Para poner una mesa de fiesta hay que cuidar todos los detalles. Y un mantel impecable es el primer paso. Cuando las mantelerías y las servilletas se han guardado dobladas durante mucho tiempo es muy posible que tengan los dobleces muy marcados. Sobre todo si han estado en el fondo de un cajón con otros manteles encima. En el caso de que con un planchado normal las arrugas no desaparezcan prueba a hacerlo con vapor. Otra opción es colocar un paño húmedo encima de los pliegues: la humedad hará que desaparezcan. Para evitar este problema en el futuro, lo mejor es guardar la mantelería enrollada y envuelta en papel de seda.
Manteles de hilo o lino impecables
Para que tus mantelerías de hilo y de lino queden perfectas el secreto está en un buen planchado. Si tienen manchas debes lavarlas primero con un detergente suave y, cuando todavía estén húmedas, plancharlas empezando por el centro y avanzando hacia los extremos. Si sigues este consejo, tendrán mejor caída en la mesa.
Cuidar un mantel bordado
Las mantelerías bordadas o con calados son tan preciosas como delicadas. Para eliminar las manchas, deja el mantel en remojo en agua fría. Es muy importante que no lo sumerjas en agua caliente porque las manchas se fijarían todavía más. Después, lo mejor es lavarlo a mano, sobre todo si es de tejidos delicados, y con un detergente apropiado. Ponlo a secar colgado o extendido, pero con cuidado para que no se marque ningún doblez. Plánchalo del revés, poniendo debajo de los bordados un paño mullido para no aplastar el relieve.