Ya está, una vez lo tienes todo listo para poner sobre la mesa te empiezan a surgir dudas: ¿cuántos cubiertos pongo?, ¿dónde va el pan?, ¿me cabrán tantas copas?
Que una mesa luzca no significa que parezca el servicio de una boda. Además, si la llenas en exceso no tendrás sitio para la comida, para coger algo caerán otras tres cosas...
El servicio según la norma
El protocolo para poner la mesa dice que debes colocar los cubiertos de fuera hacia adentro, por orden de uso. Es decir que en los extremos van los que primero usarás. ¿Y los de postre los tengo desde el principio? Si te caben, sí, lo suyo es que vayan en la parte superior del plato. Pero si no quieres abigarrar la mesa los puedes servir justo al final.
Con la vajilla pasa un poco lo mismo: quedan genial si combinas un bajoplato con un plato de presentación y el plato hondo o plano según lo que vayas a comer. Si ves que son demasiados platos para tan poca mesa quédate con el bajoplato y el que estés usando.
Las copas suelen sufrir accidentes en las mesas demasiado llenas. Para evitarlo, lo más práctico es que pongas la de agua y vino desde el principio y la de cava a la hora de los postres o en el momento del brindis. Así tendrás copas para más años.
La eterna duda del pan. El pan en el lado izquierdo del plato. Si tienes espacio para un pequeño plato, genial, y sino una panera de fibras y que cada uno vaya cogiendo es otra solución práctica y estilosa.
¿Y la servilleta? Con ella puedes jugar, aunque para no restarle más espacio a la mesa lo más práctico es que la dejes dentro del plato. Decórala con algún setting original y el resultado será redondo.
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