1. Entrar con buen pie
Entras en casa y necesitas un lugar para dejar la chaqueta, el bolso, las cartas... Para estas te basta con una consola y para la ropa con un colgador. Si tienes más metros, pueden ser un pequeño armario y una cómoda.
El truco: sé constante
El problema del mueble de la entrada es que acumules demasiadas cosas encima. Cada 2-3 días "párate" en el recibidor y despeja la consola. Lo ideal es que reserves un cajón o una bandeja para dejar las llaves y las cartas.
2. El saber no ocupa lugar (o sí)
Si eres una amante de la lectura probablemente tienes libros repartidos por todas las estancias de tu casa: unos cuantos en la mesilla, otros en la mesa de centro, varios en el estudio...
El truco: si puedes, agrúpalos
Baldas sobre las puertas, una librería de poco fondo en un pasillo, una hornacina entre tabiques..., tienes muchas opciones para ganar espacio para tus libros fácilmente. Solo necesitas un hueco de 25 cm para los libros estándar. Otra opción para guardar los volúmenes que menos consultas es bajo la cama, dentro de cajas de plástico transparente y con ruedas, que sean fáciles de mover.
3. La mesa de centro no es un expositor
Una mesa de centro desordenada hace que tu salón también lo parezca. Revistas, mandos, velas..., todo va a parar a ella.
El truco: cosas útiles
Asegúrate de que lo que tienes en la mesa de centro tiene una función. Si hay velas es porque las vas a encender y si tienes revistas es porque las consultas. Si tienes varias, reúnelas en una pila (no acumules más de cuatro). Para evitar que los mandos se pierdan por el salón, usa una bandeja para que estén juntos y a la vista.
4. Mantén
a raya los complementos
Bolsos, fulares, cinturones..., todos acumulamos complementos que, si no se guardan bien, pueden desordenar el armario.
El truco: los tres montones
Si te gustan los fulares haz una prueba. Colócalos sobre la cama para ver los que tienes. Haz tres montones: los que te pones ahora, los de otra temporada y los que ya no te gustan. Guarda los primeros en un cajón o un colgador, a mano; los segundos en cajas; y los últimos, regálalos.
5. Encuentra lo que buscas en la cocina
El problema del cajón de los cubiertos es que guardes en él utensilios que no usas a menudo.
El truco: el cajón de diario
¿Qué necesitas tener a mano? Una cubertería de diario, espumaderas y cuchillos. ¿El resto? Guárdalo en otro armario.
6. Reduce el papeleo
¿Dejas cartas, facturas y recibos por todas partes? Lo mejor es que los reúnas en un único mueble –puede ser desde una consola a un pequeño secreter– y guardes solo lo que sea estrictamente necesario.
El truco: internet
Bancos y empresas de suministros te ofrecen la posibilidad de consultar facturas y recibos online. Es más ecológico y, además, reduces el papeleo. ¿Te gusta tener las facturas de papel? Entonces destina un par de cajones
o un archivador a organizarlas. Lo mejor es que las separes por tipo (suministros, recibos, colegios) y las guardes un tiempo prudencial.
7. Buenas (y ordenadas) noches
Seguramente tienes la mesilla a rebosar, pilas de libros, revistas, trastos que acumulan polvo...
El truco: solo lo básico
¿Sabías que el desorden junto a la cama te hace dormir peor?
Por eso, cuantas menos cosas tengas en ella, mejor. Elimina lo superfluo y quédate con lo básico: el libro que estés leyendo, una lámpara y un pequeño jarrón con flores.
8. Hasta que la lavadora los separe
La mayoría de veces los calcetines se pierden dentro de su propio cajón. Para evitarlo, debes lograr que no se muevan.
El truco: siempre juntos
Para que no se separen pon uno de los extremos de un calcetín dentro del otro. Te ocuparán menos si los guardas de lado y los encontrarás más fácilmente. Organízalos por colores y separa los calcetines lisos de los estampados y los largos de los cortos.
9. El cajón desastre
Pilas, velas, libretas... Todo esto y mucho más está en ese cajón "para todo". Son objetos que no sabes dónde guardar pero que debes tener cerca y localizados.
El truco: usa casilleros
Te ayudarán a organizar el interior del cajón. Puedes usar cajas sin tapa y agrupar los objetos: reúne las libretas por un lado, las velas por otro... Vacía el cajón antes de organizarlo para ver si todo lo que guardas es útil. Si algo no funciona, no lo vas a usar o está roto, tíralo.
10. Tu baño no es bazar
El exceso de productos cerca de la ducha o la bañera da a tu baño sensación de desorden y, a ti, más trabajo a la hora de limpiar.
El truco: máximo dos de cada
Ten abiertos, como mucho, dos geles y dos champús a la vez. Y hasta que no acabes uno no empieces otro. Tampoco acumules productos que usas de vez en cuando. Con una estantería de 20 cm tras la puerta o un pequeño armario sobre el inodoro puedes mantenerlos en orden y despejar la zona de baño.