A estas altura, ya sabemos que el orden tiene muchas ventajas. Ahorras tiempo, ganas en almacenaje, la limpieza de la casa se hace mucho más sencilla y todo fluye en armonía. Además, cuando se ordena y se limpia, uno toma conciencia de la cantidad de cosas materiales que acumulamos y residuos que generamos.
Y si en casa mantenemos ese orden, también debemos hacerlo más allá de las fronteras de nuestro hogar. Es decir, tomar conciencia de la importancia de mantener "vivo" a nuestro planeta.
Sin embargo, muchas veces reciclar es un tema aparte. La falta de espacio para poder tener los contenedores necesarios y muchas veces la pereza (seamos sinceros) de tener que ir a buscar el contenedor de turno, hace que no reciclemos lo que deberíamos.
¿Dónde lo pongo?
- Amarillo: envases de plástico, bandejas de porexpan, desodorantes con roll-on, aerosoles, papel de aluminio, redes de fruta (como la de las bolsas de naranja), cajas pequeñas de madera para la fruta...
- Azul: papel, cartrón, revistas, periódicos, cajas de zapato...
- Marrón: restos orgánicos: filtros de café, bolsitas de té, flores, papel de las madalenas, servilletas de papel...
- Verde: Vidrio: botellas de vino, frascos de perfume, yogures de cristal...
- Gris: bisutería, bastoncillos para los oídos, pañales, vaso de cristal roto, limas, ceniceros, maquinillas de afeitar, precintos adhesivos, toallitas húmedas, chupetes...