Puedes reducir el gasto de tu cocina entre un 30 y un 50% ajustando el consumo de energía, agua y alimentos. Te contamos todos los trucos para conseguirlo.
Revisa el frigorífico
Ajusta los termostatos
El frigorífico se lleva el 20% de la factura eléctrica. Puedes reducir esta cifra un 5%: ajusta el frigorífico a 6 °C y el congelador a -18 °C. Cada grado por debajo incrementa el gasto un 8%. Recuerda que cada vez que abras la puerta el consumo de electricidad se incrementará un 7% para recuperar el frío perdido.
Usa y cuida bien
el frigorífico
Si el frigorífico hace ruido sin cesar, algo funciona mal. Seguramente está gastando electricidad de más. Debes llamar al servicio técnico. En cualquier caso, para aumentar su eficiencia, coloca los alimentos de modo que quede un poco de espacio entre ellos. Alrededor del frigorífico deben quedar unos cm de espacio y la rejilla posterior ha de estar libre de polvo.
Gomas siempre
en buen estado
El mantenimiento de las gomas de las puertas de frigorífico y congelador es crucial. Límpialas y sécalas regularmente para evitar la humedad y la suciedad. De vez en cuando espolvorea un poco de talco y cámbialas en cuanto hayan perdido capacidad para cerrar herméticamente.
Llena a tope
el congelador
Conviene que esté bien lleno, repleto, porque los alimentos conservan el frío mejor que el aire. Si te quedan espacios libres, ocúpalos con bolsas para hacer cubitos de hielo.
Saca partido a tu cocina
A cada fogón,
su olla y su sartén
Los tamaños de las ollas y las sartenes deben corresponderse con los fogones. Si la llama sobresale, despilfarras energía. En las vitrocerámicas, si usas ollas más pequeñas que los quemadores gastas un 20% más de lo necesario.
Si puedes,
tapa la cazuela
Pon la tapa siempre que la receta lo permita, baja el fuego al mínimo cuando ya hierva y apaga la cocina entre 2 y 5 minutos antes, para que la cocción termine con el calor que acumulan los ingredientes y la olla. La idea vale tanto para las cocinas a gas como para las vitrocerámicas y los hornos.
Limpia bien
los quemadores
En una cocina de gas, la llama debe ser completamente azul. El color amarillo señala que el gas no se está quemando por completo, lo que aumenta el gasto y el riesgo de sufrir accidentes. Mantén los quemadores limpios y llama al técnico si no se soluciona con la limpieza.
Elige materiales
más ahorradores
Las ollas y sartenes de hierro colado, seguidas de las de acero, son las más eficientes energéticamente. Las de cerámica o cristal también son buenas opciones. En cambio, las de aluminio, aunque más ligeras, no reparten ni conservan tan bien el calor y te hacen gastar más.
Recurre más
a la olla exprés
Al cerrar herméticamente y cocinar a presión, la olla exprés reduce el consumo de tiempo y de energía entre un 30 y un 50%. Además las verduras conservan mejor el color, el sabor y los nutrientes de los alimentos. Nunca la llenes de agua más de dos tercios de su capacidad.
Cocina el doble
y congela
Si cocinas una vez para 6 personas gastas menos que si lo haces dos veces para 3. Prepara el doble de comida y congela una parte; tendrás la comida lista para calentar y servir un día que no tengas tiempo de cocinar (y no recurrirás a precocinados).
Cocción económica
De todas las fuentes de energía para cocinar, la más barata y eficiente es el gas natural. Si eliges una vitrocerámica, la tecnología de inducción consume entre un 20 y un 30% menos.
Ilumina con leds y usa tonos claros
Lámparas
No hace falta encender los focos del techo cada vez que entras en la cocina. Para unos instantes, casi siempre basta con la luz natural. En cualquier caso, equipa las lámparas de la cocina con bombillas de bajo consumo.
Tiras de leds
Colócalas sobre la encimera: con ellas te bastará para preparar la comida. Gastan unas 3 veces menos que los fluorescentes y duran hasta 10 veces más. Además, iluminan sin deslumbrar.
Colores claros
En encimeras, muebles y paredes, los colores claros contribuyen a reducir la necesidad de luz artificial. Y crean un ambiente limpio y alegre.
Controla el gasto de agua
Agua caliente sin querer
Deja siempre el monomando en la posición de agua fría. A menudo se acostumbra a accionar la de agua caliente sin necesidad y, aunque ni siquiera le da tiempo a llegar a las manos, el calentador ya se ha encendido y ha consumido energía.
Haz un buen uso
del lavavajillas
No lo llenes demasiado ni dejes muchos huecos. Retira los restos de alimentos sin enjuagar los platos (gastarías agua de más). Usa programas de lavado a baja temperatura y apágalo cuando comience el secado. El calor acabará de secar los platos.
Grifos que ahorran
la mitad del agua
Instala un aireador en cada grifo de la casa (es un accesorio que cuesta solo 3 €): el agua saldrá con más presión y reducirás el consumo a la mitad. Si vas a reformar la cocina, elige una grifería de bajo consumo (de marcas como Tres Grifería, Roca o Jacob Delafon) que ahorra hasta el 50% del agua. Y recoge el agua con que lavas las verduras, la fruta o el arroz; puedes reutilizarla para regar las plantas. Es tan fácil como poner un recipiente en el fregadero mientras las lavas.
Compra solo lo necesario
Planifica los menús semanales.
Para no gastar de más en la compra debes saber qué vas a necesitar. Cada español tira a la basura unos 60 kg de comida al año, un 20% de la que compra. Para que no ocurra, no compres más productos frescos de los que vas a poder consumir en pocos días y vigila las fechas de caducidad. Lo más práctico es apuntar los menús de la semana y hacer una lista con los ingredientes y cantidades necesarios. Al comprar, sigue la lista sin improvisar.
Aprende recetas
para reciclar
Guarda las sobras y prepara platos nuevos con ellas. Croquetas, cremas y sopas, rellenos... te servirán para no tirar comida.