Ellos se resisten a estar ordenados. Pero tú tienes que ser más fuerte. Imponte. Ponte serio. Y no les dejes pasar una. Solo siendo constante conseguirás que los armarios del recibidor, el de la limpieza y el de los niños (ay, los niños...) sean un templo del orden. Si consigues mantenerlos a raya, tu vida mejorará. Y tú serás más feliz. Vale la pena, ¿no?
En el recibidor
1. El mueble ideal para el recibidor es el que tiene espacio para dejar lo que te quitas cuando llegas a casa y para lo que te pones antes de salir. O sea, la chaqueta, el bolso, los zapatos... Lo ideal es que sea un único mueble que lo reúna todo, pero si no tienes espacio para un mueble grande, distribuye piezas más pequeñas que te hagan el mismo servicio.
2. Necesitas colgadores. Al menos, uno para cada miembro de la familia. Pueden ser ganchos sujetos a la pared o a la trasera del mueble o, si no quieres que la ropa quede a la vista, una barra en un armario cerrado. Si el espacio es estrecho, son muy útiles las barras extraíbles en las que cuelgas las prendas de frente, una detrás de otra (no de perfil como en una barra normal).
3. Y baldas y cajones. Las baldas para los bolsos y los cajones, para los complementos como fulares, gorros, guantes, cascos... Si no tienes cajones, agrupa lo más pequeño en cajas, y mejor que sean todas iguales (al menos, del mismo material) para no generar caos visual.
4. Un banco mini. Su función está muy clara: poder sentarte a calzarte cuando te vas y a descalzarte cuando llegas. Por eso, lo mejor es que este banco tenga espacio debajo para guardar los zapatos de toda la familia (y las zapatillas de andar por casa). No hace falta que sea grande, con unos 80 cm de ancho y a unos 50-60 cm de alto será perfecto. Si el espacio para los zapatos está cerrado se verá siempre más ordenado.
5. Y algún armario. En la parte de arriba, unos armarios con puerta serán perfectos para guardar bolsos y accesorios de otra temporada, en cajas. Si te sobra espacio, estos armarios altos pueden ser un lugar perfecto para objetos como pilas, bombillas... ¡Ya no se perderán nunca más! Y desahogarás otros armarios de la casa.
6. Di no a los percheros de pie. Acaban siendo "el monstruo de los abrigos", porque en ellos se amontonan chaquetas, bolsos, bufandas... se tambalean por el peso y es casi imposible encontrar lo que buscas sin sacarlo todo (y perdiendo un tiempo precioso justo en el momento en que tienes más prisa). Así que ya sabes, los percheros, mejor que sean de pared.
El armario de la limpieza
7. El mueble ideal es el que te permite tener juntos (que no revueltos) todos los productos que necesitas para limpiar tu casa. Sí, los de limpiar el suelo y los cristales, pero también los detergentes para la lavadora. Y es que lo más práctico sería destinar un rincón de la cocina o del lavadero para instalar la zona de lavado (con la lavadora, la secadora y hasta un pequeño fregadero para tratar las manchas más rebeldes antes de ponerlas a lavar).
8. Crea un hueco alto. Y se acabará la odiosa sensación de no saber dónde meter la escoba, la fregona, la tabla de la plancha... Necesitarás un hueco de unos 140 cm de alto para estos objetos altos. ¡Ah! Otro consejo: mejor guárdalos de perfil, porque si pones unos detrás de otros tendrás que sacarlo todo cuando quieras coger lo que esté al fondo.
9. Una balda, un uso. Es lo más cómodo, destinar cada balda o estante del mueble a guardar los productos destinados a un uso concreto: lo de la colada, lo de limpiar el baño, lo del suelo... Guarda los productos de limpieza en contenedores con asas, así será muy fácil sacarlos del armario, llevarlos donde los necesitas y, luego, volverlos a guardar.
10. Dale un uso a las puertas. La parte interior de las puertas del armario son un espacio que no debes dar por perdido. Pon ganchos para poder colgar el plumero, los trapos... y pequeñas baldas de muy poco fondo (si no, no podrás cerrar las puertas) para objetos pequeños que no se puedan colgar.
11. Mira arriba. En la parte alta del armario, en las baldas menos accesibles, guarda los productos tóxicos para mantenerlos fuera del alcance de los niños y de las mascotas. También puedes destinar una balda de las más altas a los recambios de papel higiénico y de cocina.
12. Y ahora al centro. En la zona del armario que queda a la altura de tus ojos puedes crear estas baldas por zonas (colada, baño, cocina...). También necesitarás un hueco para guardar los recambios de trapos, esponjas, guantes, estropajos... Vamos, todos los productos y accesorios que utilizas al limpiar.
13. ¿Y abajo? En la zona inferior del armario necesitas un hueco grande para guardar objetos como el cubo de la fregona, el aspirador, algún cubo... Si tienes un aspirador que funcione con batería, es muy práctico que el armario tenga un enchufe dentro para poder recargarlo mientras está guardado.
14. Ten cuidado con... El tamaño y la cantidad de los productos y accesorios de limpieza. Porque para un piso de 50 m2 no necesitas un cubo ni una escoba industriales y porque con un limpiador de recambio de cada tienes suficiente. Comprar de más es complicar el orden.
El armario de los niños
15. Haz que participen. Lo ideal es organizar el armario de los niños con ellos. Si los haces partícipes les ayudarás a saber dónde está cada cosa y, a la larga, serán más autónomos y más conscientes de lo importante que es el orden el casa. Eso sí, escoge un día que tengáis tiempo suficiente (no menos de 3 horas) y decidid juntos dónde va cada cosa.
16. Primero, haz limpieza. Antes de poneros a ordenar la ropa, dadle un repaso. Seguro que hay prendas que se les han quedado pequeñas, o que ya no les gustan, o que están ya demasiado gastadas... Así no solo ganaréis espacio en el interior del amario, sino que serás consciente de si necesitas comprar algo nuevo.
17. El armario perfecto debe tener a su altura las prendas que utilizan cada día. Es la mejor manera de que lleguen tanto para cogerla antes de vestirse como para guardarla... ¡y de que ordenen ellos mismos su armario! Con un armario pensado para ellos evitar el desorden en su cuarto puede dejar de ser un sueño.
18. La barra, a 150 cm. Así te aseguras de que sea accesible para ellos (como máximo, tendrán que subirse a un escalón). Aquí colgarás las camisas, las chaquetas y los vestidos. Lo ideal es que no cuelguen más de una prenda en cada percha, porque si no, las que están debajo no se ven y cuestan más de localizar. Y si vas a crear un armario nuevo para los peques, recuerda que ellos suelen tener más prendas dobladas que colgadas, así que necesitas más estantes o cajones que zona de barra.
19. Baldas, ¡qué prácticas! En ellas guardarán la ropa doblada, como camisetas, jerséis... Reserva las baldas inferiores del armario (más accesibles para los niños) a la ropa de temporada, y no te olvides de reservar un hueco para los pijamas. En las baldas de más arriba, a las que solo llegas tú, guarda a la ropa de fuera de temporada.
20. Cajones, que no falten. Son perfectos para guardar la ropa interior (sería perfecto que pudieran tener un cajón para los calcetines, otro para las braguitas o calzoncillos, otro para las camisetas interiores...). Si no es el caso y por ejemplo tienes que guardar juntos calcetines y calzoncillos, utiliza organizadores para que no se mezclen unos con otros.
El consejo de Alicia Iglesias
- Los tres armarios que hemos analizado, igual que muchos otros armarios de la casa, tienen algo en común: en todos se almacenan cosas muy distintas. Y eso siempre tiende al caos. ¿Quieres evitarlo?
- Crear zonas es la solución. Esta técnica consiste en crear familias de objetos y destinarles un espacio fijo para guardarlos. Por ejemplo, las medicinas. ¿A que las tienes todas juntas y en un sitio concreto? Pues esa es la zona botiquín.
- Tantas como necesites. Otras zonas de orden pueden ser una zona de papelería (papeles, bolis, sobres...), una zona de herramientas, una zona de Navidad (para guardar todos los adornos juntos), una zona de deporte, otra de manualidades... Depende de tus costumbres y tu estilo de vida.