Si eres amante de la gastronomía te invitamos a preparar una cena digna del mejor gourmet. Primero, unos aperitivos de alta cocina para tomar en el salón y ya en la mesa el plato principal y el postre. El factor sorpresa: presentar los platos como si fueran obra de un chef.
Los entrantes: turbantes de espárrago verde con jamón, sopita de mango con virutas de foie mi-cuit, minivolován de boletus y trufa y tronquitos de pepino rellenos de salmón y caviar.
El plato principal: solomillo de ternera asado con crujiente de patata y compota de ciruelas.
El postre: merengue helado de mousse de mascarpone con frutos rojos.
Parece un menú de degustación de un restaurante de alta cocina, pero si te lo propones, puede ser una cena gourmet que tú misma prepares en casa. Porque lo que queremos demostrarte es que, con algo de paciencia, mucho mimo y buenas ideas –culinarias y decorativas– no es tan difícil estar a la altura de los mejores chefs. La paciencia y el mimo corren de tu parte.
Las ideas gastronómicas y las decorativas te las damos nosotros, tú solo tienes que disfrutar preparándolas. Para comenzar con buen pie, organiza dos escenarios para la cena. Recibe a tus invitados con música de fondo y llévales hasta el salón. Allí, sobre la mesa de centro o sobre un aparador, sorpréndeles con estas tapas de alta cocina, presentadas con estilo en recipientes mini como cucharitas de degustación o soperas individuales. Un vino blanco semidulce es perfecto para acompañar estos platos. Junto a los entrantes, en los restaurantes de moda suelen servir un aceite de oliva de calidad extra y escamas de sal. Sí, así de sencillo pero así de delicioso. Así que elige dos o tres panes especiales, como los palitos con tomate seco, aceituna y cebolla o la tosta fina y crujiente que verás en las fotos, y prepara una selección de aceites de oliva de distintos orígenes, acideces y sabores, más dos o tres tipos de sal (las hay de mil y una variedades, con pimientas, con hierbas aromáticas, ahumadas, del Tíbet...). Anima a tus invitados a probar con diferentes combinaciones: será divertido y diferente. Mientras ellos disfrutan de los aperitivos, deja que el vino tinto que acompañará la carne se oxigene en un decantador.
Acabados los entrantes, es la hora de sentarse alrededor de la mesa. Elige una música suave o instrumental y cuida que el volumen no esté demasiado alto, para que no moleste a la hora de conversar. Tras el solomillo asado con crujiente de patata y compota de ciruelas, llega el turno del dulce. El merengue con helado de mascarpone y frutos rojos será la guinda, nunca mejor dicho, de una cena por todo lo alto. Y para finalizarla, nada mejor que un brindis por la cocinera (¿qué tal con un cava rosado bien frío?). No necesitarás proponerlo: seguro que tus invitados aplaudirán esta cena y estarán deseando repetir.
¿Tienes pensada una cena de este tipo en breve? ¿Harás algo especial? Cuéntanos qué en los Comentarios de este artículo.