La pared en verde oscuro entristecía y le daba un aire antiguo al comedor, a la vez que lo hacía parecer más pequeño. La pintamos en color crema y la estancia ha ganado claridad y ha “crecido”. Ten en cuenta que para pasar de una pared oscura a una clara son necesarias dos o tres capas de pintura para que el color anterior desaparezca.
De verde a blanco
El verde también “teñía” las cortinas y la lámpara, y oscurecían más el comedor.
Sin cortinas. Hemos quitado las caídas de terciopelo y dejado solo los visillos de lino blanco, más luminosos.
La nueva pantalla de la lámpara. En color piedra y con el interior metalizado, refleja la luz. La oscura la absorbía.
Un mantel de lino
Un mantel claro ha sido la mejor solución para “tapar” la mesa de madera oscura y muy robusta.
Hasta el suelo. Hemos elegido un mantel unos 30 cm más largo de lo necesario. Si arrastra, la mesa queda más elegante y vestida.
Con capas. Sobre la base del mantel de lino, hemos colocado un sobremantel rosa, para que destaque, y encima los individuales.
Espejo y aparador
El espejo “abre” una ventana en el comedor que refleja la luz y suma profundidad.
Apoyado en el aparador. Queda decorativo y, al estar inclinado hacia el techo, lo eleva. Para que no se mueva lo hemos fijado por la parte superior.
Todo a mano. El aparador hace de pasaplatos y mantiene al alcance de la mano manteles y menaje.
No te pierdas el antes y el después de este cambio radical en la galería de imágenes.