El aire acondicionado está muy bien cuando se hace absolutamente necesario. Pero existen métodos para refrescar la casa de manera natural que no provocan diferencias de temperatura exageradas entre el interior y el exterior (ni gastos innecesarios de energía). Te ayudarán a crear un ambiente agradable y evitarás resfriarte.
Mueve el aire
y te sentirás mejor
El secreto está en hacer subir el aire caliente y bajar el frío. Y la mejor manera de conseguirlo es creando una corriente de aire (entre un punto bajo y otro más elevado). Esta suave brisa generará una sensación de frescor instantánea. Abrir ventanas en las horas más frescas del día (por la mañana y por la noche) es un buen sistema.
El ventilador,
ese gran invento
Durante el día, puedes recurrir a otros sistemas para mover el aire, pues fuera hace demasiado calor y abrir ventanas es casi un error. Hace 2.000 años los esclavos movían plumas y hojas de bambú para refrescar a sus amos. Ese es el origen de los ventiladores, muy eficaces para refrescar el aire. Los modelos de techo “absorben” el aire caliente e impulsan aire hacia abajo, reduciendo la sensación térmica ¡hasta 5 °C! No es que enfríen, sino que empujan el aire cargado de humedad que te rodea, de manera que la piel entra en contacto con aire más seco, lo que favorece la evaporación del sudor y hace que te sientas fresca. Todo por el gasto energético de una bombilla de 20 vatios, 9 veces menos que un aparato de aire acondicionado.
¿Sabes qué es un bioclimatizador?
Es un aparato de aspecto parecido al aire acondicionado portátil, pero su funcionamiento es diferente: consta de un ventilador que hace pasar el aire por un filtro húmedo, aprovechando la evaporación para refrescar el espacio interior. No reseca el aire y gasta un 80% menos que el aire acondicionado. Además genera iones con carga eléctrica negativa que favorecen la sensación de bienestar. Su precio no llega a los 150 €, pero solo es recomendable para climas secos donde no se supere el 55% de humedad.
A la sombra
se está mucho mejor
Si ya tienes la brisa, solo te falta la sombra. El sol da la vida y es poderoso, pero se puede hacer mucho para que no entre en casa cuando no interesa.
La instalación de toldos es la manera más simple de impedir la entrada de los rayos solares por las ventanas que están orientadas al sur y al este. En el mercado existen diferentes sistemas que se adaptan a cada necesidad.
Un tejadillo exterior – hay kits de madera o metal que se instalan sin obras– sobre las ventanas reduce la incidencia del sol en verano y no la impide en invierno, porque el sol discurre a diferente altura en una y otra estación.
Bajar las persianas y los estores, cerrar las contraventanas o pasar las cortinas son medidas que puedes tomar dentro de casa durante el día. Son recomendables las venecianas que permiten graduar el paso de la luz.

OPERACIÓN SALIDA
Cosas que hacer en casa antes de irte de vacaciones
Qué debes hacer si tienes un gran ventanal
En galerías y balcones acristalados se deben mantener abiertas las ventanas de los extremos para que circule el aire. Porque si el balcón está completamente cerrado crea un efecto invernadero: acumula el calor del sol, eleva la temperatura muy por encima de la ambiental y la transmite al interior de la vivienda a través de la pared o cuando se abre alguna puerta o ventana que da al balcón.
Reduce todas las fuentes de calor
Para no echar a perder todas las medidas que ya has tomado, tienes que eliminar o reducir todas las posibles fuentes de calor. Por ejemplo, puedes sustituir las bombillas incandescentes y halógenas, que dan más calor que luz, por leds o fluorescentes compactas. Desenchufa, cuando no los vayas a usar, los aparatos eléctricos como ordenadores y televisores, porque también caldean el ambiente, incluso en stand-by. Y en la cocina, apuesta por preparaciones sin fuego, como gazpachos y ensaladas.
Ventanas: que entre la luz, no el calor
En verano deben impedir la entrada de las radiaciones solares y el aire caliente. Es conveniente que las ventanas orientadas al sur, que reciben sol todo el día, estén bien equipadas para mejorar el aislamiento.
Doble cristal
Las mejores ventanas son las de doble cristal, cámara de aire de 16 mm y rotura de puente térmico –como las de Technal–, que evita que el calor “entre” en casa.
Baja emisión
Existen cristales denominados “de baja emisión térmica”, como los que ofrecen las marcas Planitherm y Climaguard, que gracias a una lámina metálica reflejan parte de la radiación solar.
Protección solar
Si no quieres cambiar ventanas puedes adherir una lámina de protección solar en el cristal interior que deja pasar la luz pero no el calor. O equipar la ventana con mallorquinas o persianas como las de Finstral.
Ideas deco para combatir el color
- Telas ligeras: Las fundas de sofás y sillas de algodón o lino proporcionan una sensación fresca al contacto con la piel. También los cojines de seda.
- Alfombras naturales: Las fibras vegetales tienen capacidad para absorber humedad y reducir la sensación de calor.
- Colores claros: Blancos, crudos y cremas reflejan la luz y no acumulan calor. Tenlo en cuenta al pintar la casa y al elegir los complementos textiles.
- Dobles cortinas: Lo ideal es tener dobles cortinas: ligeras, de gasa, para dejar pasar el frescor de la noche; y algodón opaco para frenar el calor de día.