La naturaleza impone sus reglas y es evidente que hay que respetarla, dado que dependemos de ella. Pero no queremos perder confort, ni en el suelo que pisamos. Hoy queremos hablaros de pavimentos de exterior ecológicos, suelos que se adaptan tanto al clima y a la tierra, como a tus exigencias estéticas y funcionales.
No importa que los materiales sean naturales, sintéticos o reciclados. Lo esencial es que sean porosos. La filtración del aire y del agua mantiene un subsuelo sano y húmedo que recarga los acuíferos profundos, evita la erosión de la tierra, permite la proliferación de bacterias que descomponen los contaminantes y genera materia orgánica para que los árboles alcancen su tamaño completo.
Y si quieres dar un paso más, lo último son los suelos permeables, que se integran en el terreno, y permiten tanto el paso del agua de lluvia como el crecimiento de la vegetación.
Pero antes de decidirte por uno u otro... Repasemos qué necesitas.
¿Qué debes tener en cuenta?
Climatología y uso. El suelo ideal es el que resiste a las condiciones climatológicas del lugar: lluvias, sol o heladas. Y al uso diario. No puedes instalar el mismo pavimento para el tráfico de personas que de coches. Ni requiere las mismas prestaciones táctiles una superficie para pasear, que para descansar, o por donde gatearán los niños.
Estética y desgaste. Las texturas y los tonos de los materiales son básicos para crear el ambiente que quieres. Pero ten en cuenta los cuidados que precisan y cómo envejecen. Con el tiempo, algunos ganan pátina, mientras que otros pierden color, brillo y prestaciones. Y unos exigen cuidados y otros sustituciones.
Instalación y sustratos. Para proteger el entorno, se tiende a montajes flotantes y encastrados (tanto en materiales ligeros como la madera, como más pesados como la piedra o el hormigón). Y proliferan los materiales de agarre transpirables, como los morteros y enfoscados naturales, y los sustratos minerales.