Mens sana in corpore sano, decían en el imperio romano. Salvando las distancias, y cambiando un poco los términos, el titular de este artículo podría ser corpore sano in domun sano. Es decir, si tu casa es sana, tú también lo serás. Pero no queremos darte una clase de latín, sino de decoración, así que dejémonos de teorías y vayamos a la práctica. ¿Cómo puedes conseguir que tu casa sea más sana?
Vivir al ritmo del ciclo solar
Siempre que puedas (que seguramente será el fin de semana), vive al ritmo del ciclo solar: despiértate con el sol y acuéstate cuando oscurece, así segregarás melatonina, la hormona que indica al cuerpo que ralentice sus funciones porque ha llegado la hora de descansar.
Hazlo cada día... ¡y comprueba los resultados!
- Lee más de 6 minutos una obra de ficción (reduce un 68% el estrés).
- Cómprate un gato (su ronroneo reduce un 40% el riesgo de enfermedades de corazón).
- Resérvate un rato cada día para hacer lo que te gusta (cocinar, leer, cuidar las plantas... ¡o no hacer nada!
- Dúchate antes de dormir (el agua desprende iones negativos que te calman).
- Come frutas y verduras frescas (las verde oscuro, naranja o rojo regeneran y son antioxidantes).