La decoradora Cristina Pérez, de Thinking Home, ha conseguido, con un toque casi mágico, que la habitación de Borja e Ignacio crezca como ellos sin cambiar el mobiliario. 10 años separan las dos imágenes de estas páginas. Ahora, los chicos han cumplido 13 y su habitación es mucho más juvenil gracias a cambios tan efectivos como renovar el papel pintado, cambiar el color del mueble, actualizar los textiles... y crear un estudio en el antiguo cuarto de juegos.
El antes: habitación infantil en blanco y azul
Muy de bebé. Borja e Ignacio tenían 3 años cuando Cristina diseñó su habitación. Era el momento de pasar de la cuna a la cama y la decoradora de Thinking Home ideó unas literas que servirían para muchos años y con mucha capacidad de almacenaje. El toque infantil lo dio con una combinación luminosa y suave de color blanco y azul, y un papel pintado perfecto para los más pequeños: estampado con motivos como cochecitos, globos, etc.
Y el después: habitación juvenil en gris y naranja
Perfecta para adolescentes. Si los motivos pequeños son ideales para las paredes de las habitaciones de bebé, cuando crecen “es mejor optar por lisos y estampados geométricos como rayas anchas o cuadros escoceses –no vichy, que son más de bebé–”, nos cuenta Cristina. Aquí apostó por paredes lisas en gris. ¿Y no tuvo miedo de que quedara oscuro y triste? “Hay que escoger un gris cálido y jugar con las telas para darle vida: con rojos, azules, naranjas o verdes queda precioso”, aconseja.
Las 6 diferencias y su precio
Las claves de este cambio low cost
- Quitar el papel y volver a empapelar cuesta 10 €/m. Este papel vinílico lavable en gris es de Linum, de Flamant.
- Nuevos colores. Renueva los complementos a juego con los tonos. Guirnalda de Filocolore (15,90 €) y alfombra e Merc&Cia (100 €).
- Lacar las camas "en gris mate más claro que la pared para que no se comieran el espacio", dice Cristina. Cuesta 12-13 €/m.
- Ropa de cama, fundas nórdias (254 €), cojines naranja y estampados (23 €/u) de Filocolore. Los de rayas (54 €) son de Matèria.
De cuarto de juegos a zona de estudio
Cuando los niños crecen también lo hacen sus responsabilidades y tareas, y una de las fundamentales son sus estudios. Por eso decidieron transformar el cuarto de juegos infantil contiguo al dormitorio por una zona de estudio, también para dos. Para esta renovación se utilizó la misma premisa: que el cambio lo diera el color. El gris entra en escena otra vez, junto con pinceladas de naranja. Se mantuvieron las estanterías y, en el espacio abierto de la zona de juegos, se colocó un escritorio.
Las claves de este cambio low cost
- Sustituir las lámparas colgantes por leds empotrados. Son de luz cálida y su precio es de unos 16 €/u.
- Poner screens para tamizar la luz. En gris antracita, de 1,20 x 2 m, 180 €/u.
- Lacar carpinterías en blanco mate cuesta 12-13 €/m. Aportan luminosidad y enmarcan el espacio, junto con zócalos y techo.
- Añadir un escritorio con una simple balda, un book que crea dos espacios y un tablón imantado con marco lacado, 650 €. Sillas, de sacum, 153 €/u.
Por qué elegir papel pintado
En el momento de la renovación, en lugar de optar por retirar el papel de las paredes y pintar, la decoradora prefirió volverlas a empapelar, esta vez con un papel vinílico lavable. Pero, ¿por qué esta elección? Muy sencillo: porque el papel pintado, además de decorar el espacio, protege las paredes y suma calidez. Estas son sus claves:
Es limpio “Las paredes infantiles tienen mucho roce, sobre todo en la zona de la cama. Si la pared está pintada, hay que repintarla, pero el papel vinílico te permite dejarlo como nuevo con un trapito húmedo”, explica la decoradora.
El grosor cuenta “Cuanto más gramaje, mejor y más resistente será. Si eliges papeles con acabado que imita tejido, como este, tendrá el gramaje adecuado y ganarás calidez y suavidad al tacto”.
Al instalarlo no es necesario arrancar el papel existente, en caso de haberlo. De hecho, mejor ponerlo encima: “agarra más y si hay humedades en la pared, la protección es todavía mayor”.
Los niños crecen muy rápido. Y no solo cambian sus necesidades, sino también sus gustos. Adapta su habitación a su edad sin grandes inversiones: cambiando solo con el color. Una forma rápida, sencilla y súper económica de hacerles un poquito más felices. ¡Les encantará sentirse tan mayores!