Hay estancias que te transportan directamente al lejano Oeste. Y es que están tan desérticas que parece oírse el silbido del viento y si te descuidas, incluso pueden envestirte enormes bolas de polvo y paja. Bueno... quizá no lleguen a tanto pero lo que sí es verdad es que no invitan para nada a quedarse en ellas. Así eran las 5 estancias que has visto en la galería de imágenes y que nos plantearon un estimulante reto: convertirlas en espacios llenos de vida. Y lo logramos. ¿Quieres que te enseñemos cómo? No pierdas detalle.
De terraza solitaria a fiesta para los sentidos
- Primera impresión: ¿Pero aquí vive alguien?
- Misión: Hacer una fiesta aquella misma noche.
¿Cómo lo logramos?
Invirtiendo en mobiliario, porque un espacio como este: con porche, jardín y piscina, hay que vivirlo y para vivirlo, necesitas comodidad. Nuestras apuestas:
1. Toldo nuevo. Las paredes de la casa tenían color, así que dimos luz al porche, cambiando las fibras por un práctico toldo que podía recogerse del todo en blanco.
2. Máximo confort. Con un sofá. Si hay espacio para hacer un salón exterior no hay que desperdiciarlo. En fibras naturales encajaba perfectamente con el ambiente. Y la mesa y las sillas –nuevas para cambiar el azul oscuro por la madera cálida–, a la sombra del magnolio.
3. Flores. Un jardín sin flores no es jardín. Grandes macetas rodeando el estar y flores no solo en ellas, sino salpicando los cojines que daban comodidad al sofá.
¿Un plus de calidez? La lámpara de sobremesa y los faroles en el jardín. Darían luz ambiental a nuestra fiesta nocturna.
De salón caótico a ordenado y bien distribuido
- Primera impresión: ¿Pero alguien puede relajarse en este sofá?
- Misión: Que cada cosa tenga su lugar y cada persona, su espacio.
¿Cómo lo logramos?
Una casa con niños debe estar muy bien planificada para poder guardar de todo. Así que primero pensamos bien la distribución de las piezas para poder ganar rincones donde guardar. Teníamos que aprovechar los dos laterales, así que pusimos el sofá bajo uno de los ventanales y bajo el otro, un banco-baúl para dar asiento extra y espacio para guardar. Pero como quizá no era suficiente, aprovechamos el hueco de la mesa de centro para añadir unas cestas a juego con el banco.
¡Ojo con el estrés visual! Y como los juguetes de los niños están llenos de colorines y nuestras butacas también eran azules, nos decidimos a suavizar el sofá cambiando los cojines por otros de tonos más delicados y acordes con el resto de piezas.
De cocina muestra a personal
- Primera impresión: ¿Aquí alguien ha cocinado ni una sola vez?
- Misión: Darle calidez y personalidad.
¿Cómo lo logramos?
Una ventana sin cortina siempre tiene algo de provisional, así que la vestimos con un estor blanco. En el mismo color, elegimos un vinilo para decorar una de las paredes de forma fácil y original, y como el blanco daba luz a la madera, cambiamos las sillas por otras en este color.
Detalles vitales. El rojo le sienta bien a las cocinas pero si te parece muy fuerte puedes hacer lo que hicimos nosotros aquí: aplicarlo en los trapos de cocina y en los pequeños electrodomésticos.
De cuarto deprimente a mundo de fresa
- Primera impresión: ¿Pero esto es una casa o El Orfanato de Juan Antonio Bayona?
- Misión: Convertirlo en el sueño de esta niña.
¿Cómo lo logramos?
1. Cama. Cambio total. De faldones a cajones donde poder guardar todas sus cosas. Además, decorados para ayudarla a ordenar.
2. Butaca. ¡Qué desperdicio de cristalera! Cambiándola por un banco a medida bajo ventana podía seguir guardando debajo y a la vez, crear un espacio genial para leer o sentarse con una amiga a jugar.
3. Paredes. Aquí llegó la gran revolución. ¿Por qué beige si a ella le gustaba el rosa? ¿Por qué podía quedar muy fuerte? Le añadimos un arrimadero de madera blanca para darle luz y empapelamos el resto de la pared con un papel pintado estampado en fucsia y rosa.
4. Textiles. Por supuesto, a juego. Una combinación de blancos, rosas y fucsias creó un espacio lleno de luz y vida.
De dormitorio de motel a suite de ensueño
- Primera impresión: Si logras dormir, te levantarás con dolor de espalda fijo.
- Misión: Hacerlo cómodo y gustoso.
¿Cómo lo logramos?
Había que convertir una cama tiesa en una mullida. ¿Objetivo? Eliminar esquinas. Y eso solo se consigue vistiéndola bien. Cubrecama hasta el suelo, cojines para darle comodidad y colores que relajen: azul y arena, para darle, a la vez, vida al blanco. Y tres detalles más que nunca fallan:
1. Mix ganador. Una habitación tan especial como esta nos permitía seguir jugando con el mobiliario, así que en vez de colocar dos mesitas iguales, optamos por una cómoda azul y un velador envejecido. Y a los pies, un banco de madera natural.
2. Alfombras que den luz. Al parquet oscuro le venía bien un toque de luz. Se lo dimos con una alfombra colocada desde la mitad de la cama a los pies. Y ganábamos calidez y confort.
3. El gusto está en los detalles. Y optamos por detalles en tonos suaves como el rosa empolvado de la lámpara, los jarrones de cristal, las flores y el espejo de marco decapado.
Y hasta aquí los 5 retos de hoy. Si quieres volver a verlos e imaginar que otros cambios hubieras hecho tú, regresa a la galería de imágenes, porque la decoración no tiene límites.