“Un hombre sale de viaje y es otro quien regresa”. Esta cita de Peter Matthiessen creo que explica un poco esa sensación tan desconcertante que sentimos al abrir la puerta de nuestra casa después de las vacaciones.
Si salimos de vacaciones, ni que sea para remojarnos en nuestro destino playero de cada año, nos alejamos de nuestra cotidianidad y, cuando regresamos, lo hacemos con ojos limpios. Los expertos definen estos momentos como una "ventana de cambio", un momento de especial lucidez y propicio para tomar decisiones. Es un punto y aparte que nos permite ver con claridad nuestras prioridades vitales.
No es diferente en nuestra casa. A mí, por ejemplo, acostumbrada a los hoteles o casas de veraneo con pocas cosas, volver a casa me despierta una intolerancia desmesurada al exceso y al desorden. Seguro que no solo me pasa a mí: la vuelta de vacaciones es un buen momento para hacer limpieza y
tirar.De golpe te fijas que el pasillo tiene rozaduras y necesita pintura ya mismo o recuerdas porque nunca te acabaron de gustar las cortinas del salón. Te das cuenta que a tu casa le falta luz o espacio para respirar. Todas estas cosas se convertirán en tu guía para diseñar las estrategias decorativas para el próximo año. Toma nota y recuérdalas porque en pocos días perderás esa perspectiva. Te acostumbrarás. Ya no verás esa bombilla colgando y el azulejo roto desaparecerá de tu vista como por arte de magia. Aprovecha esta oportunidad antes de que se instalen las rutinas y pierdas todas estas sensaciones e intuiciones.
Ponte en modo creativo
También volvemos inundados de creatividad. Solemos estar relajados y regresamos con la maleta cargada de nuevas perspectivas, de otras culturas o sistemas de vida. Si hemos viajado, nos hemos empapado de otras costumbres y, aunque repitamos destino, seguramente hemos conocido gente nueva o nos hemos relacionado con personas que nos han fascinado. Los parones vacacionales, con o sin viaje, son una oportunidad para verlo todo con ojos nuevos.
Que dure el 'efecto vacaciones'
Y también volvemos cargados de optimismo. Te sientes con fuerza para afrontar nuevos retos personales. Seguro que uno de ellos es no dejarte vencer por el estrés y mantener el espíritu de las vacaciones.
Asegúrate que tu casa sea también un lugar para ponerte en "modo vacaciones". Según tu estilo de vacaciones claro. No conseguirás ver el mar o el Impere State desde tu ventana pero sí te puedes asegurar sensaciones parecidas.
Si piensas en qué tipo de vacaciones sueles escoger o disfrutas más, tendrás una gran guía de qué le falta a tu casa (o tu vida). Dale una vuelta.
- Si eres playero, busca el rincón de casa donde aparecen más horas los rayos de sol y coloca allí tu butaca, o mejor, tu chasise longue, tu tumbona de invierno.
- Si eres de montaña, asegúrate que tu casa huela a madera. Si no tiene terraza o jardín, procúrate un rincón con plantas.
- Si te va los viajes urbanos, dale a tu casa un aire más industrial.
- Si te van la aventuras ten un rincón para soñar, para leer, para planificar tus rutas...
Crea tu rincón de vacaciones en casa. Y el del resto de tu familia, claro.
¿Y qué echabas de menos de casa?
Si lo sabes detectar, sabrás cuáles son los puntos fuertes de tu casa y tus necesidades básicas. Ponlos en primera fila. La comodidad, por ejemplo, si te lanzas al sofá. O resulta que deseabas recuperar tu cama como nada en este mundo. O darte un baño relajante o preparar ese bizcocho que te sale tan bien. O simplemente apropiarte del mando de la tele. Asegúrate que esos espacios y momentos añorados respondan a tus necesidades y deseos. Si no es así, serán puntos a mejorar. Apúntales en tu lista de deseos para el nuevo curso.