Cristina tiene doce años y ya no es una niña, pero el rosa le sigue gustando como cuando soñaba con cuentos de hadas. Así que es el protagonista del mural de papel pintado y de los textiles de la habitación de esta jovencita. La propietaria de la casa, Victoria, está feliz. Pero aún más lo está su hija, que ha visto como su habitación se teñía de rosa, “su color favorito – matiza Victoria–. Está que no cabe en sí de contenta”, afirma. Razones no le faltan, porque además participó en la transformación. “Cristina insistía en que quería un cuarto más de mayor”, añade Victoria. Mónica, nuestra estilista, entendió sus deseos a la primera y juntas trabajaron para cumplirlos. La primera decisión fue mantener los muebles, excepto la estantería, que se reemplazó por unas baldas con archivadores de Ikea, forrados con tela de Laura Ashley. Además, sustituimos el antiguo papel pintado de la pared principal por este de patchwork de Coordonné, gran responsable de la transformación, y pintamos el resto de las paredes y los muebles en un beige suave de Bruguer. Unos estores de Yute’s confeccionados por Edredontex y una alfombra de Lorena Canals completaron el cambio.
“Cuando os fuisteis, Cristina se echó en la alfombra a contemplar su nuevo cuarto. ¡Ni a tiros quería salir de allí!”, ríe Victoria.
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