Si crees que en tu casa no te cabe nada más, puede ser que estés muy equivocado. Si te fijas bien, seguro que puedes aprovechar rincones difíciles, tabiques, huecos en las paredes... Un mueble a medida y un poco de ingenio son capaces de convertirlos en lo que tú quieras. Te damos ejemplos para que te inspires y cojas la lupa
Di adiós al típico vajillero de la abuela
¿Cuál es el mejor lugar para guardar la vajilla? Muy fácil, cerca de donde se necesita. Por eso, la decoradora Marta Prats tenía claro que el vajillero debía estar junto a la mesa del comedor. Pero no diseñó la típica alacena de la abuela con vitrina, sino un aparador bajo de poco fondo que casi no ocupa espacio ni resulta pesado a la vista: es de DM lacado en blanco y sin tiradores.
Ni más ni menos. La altura del aparador, 110 cm, es perfecta para no saturar el espacio. Al quedar por debajo de la altura de la vista, que suele ser unos 150 cm, hasta parece más pequeño ¿Y su fondo? Son solo 29 cm, el mínimo para guardar el menaje. Caben dos hileras de copas y los platos (los llanos, los más grandes, miden unos 26 cm).
¿Te atreves a trabajar bajo la escalera?
Si Harry Potter dormía en el hueco de la escalera, como no vas a encontrar sitio para un armario, una librería o una zona de trabajo para dos. El espacio está allí pero con un handicap (no todo iba a ser perfecto): tienes que adaptarte a la inclinación del techo. Él manda.
En este proyecto de la interiorista Pia Capdevila, los muebles se adaptan a la diagonal que dibuja la escalera, y así no se pierde ni un centímetro útil. Las baldas, por ejemplo, van reduciendo su largo a medida que la escalera va subiendo.
La mesa ocupa la zona más ancha y así tiene suficiente espacio para que dos personas trabajen a la vez sin darse codazos. De fondo tiene unos 60 cm y así no sobresale mucho de la escalera. ¿Y que más? Una buena cajonera. Siempre es útil para que lo papeles y los accesorios de escritorio no lo invadan todo. Aquí, además, es la pata central de la mesa. ¡Dos en uno!
Un mini office para dos con mucha personalidad
Esta barra de desayunos demuestra que comer en la cocina no entiende de metros. La decoradora Van Castro, de Vivestudio, ha aprovechado la pared lateral de la cocina para fijar un barra de desayunos.
La mesa es muy ligera: dos patas de hierro y un tablero de madera y ¡et voilà! una zona para dos. Se completa con dos taburetes, con reposapiés para que sean más cómodos, que se pueden guardar bajo la barra cuando no se usan.
No pienses que pequeño es igual a soso. Para darle protagonismo al office se ha revestido la pared en la que se apoya con una lámina metálica que le da personalidad. ¡Y todo no puede ser más mini!
Entre tabiques ¡y con vistas!
Con un exterior así cada ventana es un tesoro. Por eso, la arquitecta Cristina Carbonell ha aprovechado la pared que hay debajo de ella para crear una mini zona de trabajo ¡con vistas al mar!. Así da menos pereza ponerse manos a la obra.
Una balda volada y un taburete es todo lo que necesitas para leer, revisar papeles o poner tus ideas en orden... La mesa queda encajada en un hueco de 130 cm que hay entre el armario y el tabique. Y, aunque es pequeña, tiene mucho estilo: está hecha con madera maciza de iroco, igual que el suelo del dormitorio. Y, además, esconde un secreto. Un mini cajón para dejar la mesa más recogida a la hora de dormir. ¿Qué más se puede pedir en tan poco?
Cabecero, armario y mucho más
Este cabecero, diseñado por Cristina Pérez, fusiona tres muebles en uno. Por un lado es cabecero, con las luces integradas; por el otro librería, con muucho espacio para lo libros; y, por último, integra dos hornacinas a ambos lados de la cama que hacen de mesillas.
Como no podía ser de otra manera, está hecho a medida y el truco para que se funda con la pared es un clásico: pintarlo del mismo color que ella, cuanto más claro, mejor.
Armario, cómoda, mesa... En ese orden de aparición van aprovechando la pared perpendicular a la cama. De nuevo un mueble a medida suma almacenaje ante las adversidades ¿Aquí cuál es la dificultad? Adaptarse a la ventana que ocupa casi 200 cm de ancho (lo mismo que la cómoda y el escritorio juntos). Igual que el cabecero, está hecho de DM blanco. Sin tiradores el resultado es mucho más limpio y los frentes tienen un aire más actual.
¿El toque decorativo? Tanto la cómoda como la mesilla tienen el sobre de cristal: queda muy bien y, además, protege la superficie del roce. ¡Todo son ventajas!