Hoy rendimos homenaje al puf, ese asiento sin respaldo y sin patas que puede presentar mil y una formas y tamaños. ¿Hemos dicho asiento? Porque el puf puede ser muchísimas más cosas: que si mesita improvisada, que si reposapiés e incluso, según su tamaño, transformar un sofá sencillo en uno con chaise longue. Si aún no tienes uno en casa, después de conocer todas sus ventajas... sabemos cuál será tu próxima adquisición.
Los orígenes de este mueble se encuentran en la zona de Turquía y del Magreb, allá por el siglo XVIII. Se trataba de asientos sin respaldo, muy bajos y blandos que se usaban en esta cultura para comer en el suelo y poder estar más cómodos, ya que se adaptaban al cuerpo. Fue en el siglo XIX cuando el puf se introdujo en los hogares europeos como elemento de confort y decoración. En ese entonces eran pequeños taburetes cubiertos para disimular las patas. Debido a sus raíces, se le llamaba 'asiento otomano', aunque con el tiempo se popularizó el término puf, palabra de origen árabe relacionada con los cojines sin brazos ni respaldos, tan típicos en la decoración oriental. Aunque también podría pensarse que se llama así porque es el sonido que se produce cuando nos sentamos en este confortable sillón, normalmente relleno de material blando cubierto por una tela rígida que puede ser de cuero, tejido de algodón, ratán, etc. Estas son las 10 razones por las que los amamos en El Mueble:
1. Son ligeros y fácilmente transportables
Aunque podemos encontrar diseños de todo tipo, más o menos robustos, por norma general un puf destaca por su ligereza y de ahí deriva su otra ventaja: se puede llevar sin esfuerzo a cualquier estancia donde se precise un asiento de más. Si tu casa es pequeña, no optes por un puf grande y tapizado, sino que deberás escoger modelos pequeños, mullidos o de fibras naturales, que se puedan guardar en un plis plas.
2. Son taaan versátiles
Un puf encaja en cualquier estancia de la casa. Es que se puede poner ¡hasta en el baño!
Y lo bueno es que en cada habitación puede realizar una función distinta. Así de polifacéticos son. En el salón sirven como asientos informales cuando el sofá no da más de sí. En el cuarto de los niños pueden ser desde cojines para jugar o lugares donde tumbarse a leer. En el baño puede ser un punto de apoyo para toallas y un buen sitio donde descalzarse, ponerse la crema hidratante...
3. Con almacenaje son lo más
Un puf puede incluir compartimentos donde tener a mano los mandos del televisor o tus revistas preferidas. Entra en la galería de imágenes y verás un buen ejemplo de este servicio extraordinario.
Además, existen modelos que son como baúles gracias a que su base rígida esconde un interior hueco y su asiento se levanta, descubriendo espacio para poner mantas, plaids, juguetes, etc. Si eliges un puf con almacenaje tendrás un dos por uno todoterreno.
4. El mejor reposapiés
¿Tu butaca está muy sola? Añádele un puf y tendrás automáticamente un rincón de lectura donde abandonarse al relax. Conocidos son los beneficios de descansar con los pies en alto para mejorar la circulación de las piernas y en eso también te puede ayudar un buen puf, en este caso mejor un poco más rígido para lograr la postura deseada.
5. Un plus de glamour
En el vestidor o el tocador poner un puf siempre es una gran idea. Ocupan menos que una butaca o silla y son más fáciles de guardar bajo la mesa o en un rincón cuando no se precisan.
6. Dan la nota... de color
Si tu salón es muy neutro, ponle un puf del color que desees que llame la atención. El efecto será inmediato. Existen tapizados espectaculares, aunque te decimos que el terciopelo o los cuadros están de moda y resultan elegantes.
7. Puedes crear el tuyo
Este mueble permite la personalización. Si eres amante del DIY, da rienda suelta a tu creatividad y haz tu propio puf, que no haya otro igual. Coge un palé cuadrado, añádele ruedas y coloca encima un cojín fino o colchoneta a la medida del contorno de la estructura de madera. Triunfo asegurado.
8. ¿Asiento o mesa de centro?
¿Por qué no las dos cosas? Escoge un puf con cierta rigidez y colócalo en tu salón para que amplíe las posibilidades de asiento cuando tengas invitados o funcione como práctica mesa de centro cuando no. En este caso quizás debas sumar una bandeja de madera para que los objetos que pongas sobre la superficie se mantengan en su sitio.
9. Juego de niños
No hay un mueble que guste más a los peques porque no debemos pasar por alto la faceta lúdica de un puf. A los niños les encanta estar en el suelo, así que haz de su cuarto un sitio más cálido y cómodo con un puf. Los de crochet quedan preciosos en un dormitorio infantil, así que diversión para ellos y estilo para ti.
10. Sácalo fuera
¡No te lo quedes dentro! Y es que un puf en un balcón o terraza proporciona esa actitud chill out y cierto aire bohemio. Eso si, aquí prohibidos tapizados de tejidos que no sean resistentes a la intemperie. Escoge versiones de ratán y demás fibras naturales o textiles de exterior.
¿Quieres ver la variedad de pufs que hemos preparado para ti? Entra en la galería de imágenes y al final exclamarás: ¡puf, tú sí que vales!