Hasta ahora tu espacio vital privado se había reducido a una habitación en casa de tus padres o en un piso compartido. Pero en tu nueva casa todo el territorio estará bajo tu dominio. ¡Qué ilusión! Calma, antes de que la excitación haga que pierdas la cabeza queremos advertirte y ayudarte para que no cometas los errores más habituales en los que otros han caído en su "primera vez". Toma nota:
De principio a fin: ni una caja sin abrir
Después de una agotadora mudanza, de empaquetarlo todo y de cargarlo arriba y abajo, es muy tentador dejar esas últimas cajas por abrir “los próximos días”. Y si tienes una habitación vacía es probable que las confines allí, pues no se ven. Pero (hablamos por muchas voces de la experiencia) lo más probable es que esas cajas se queden tal cual durante mucho más tiempo del que imaginas, y que cada vez te de más pereza terminar el trabajo. Así que, haz un pequeño último esfuerzo: termina de abrirlas y colócalo todo en su sitio antes de dar por terminada la mudanza.
Los detalles, que lleguen poco a poco
Con la ilusión de tener tu primer piso es muy normal que te encapriches de mil y un detalles que has visto en tiendas de decoración (¡o en esta revista!) y quieras ponerlo todo. Pero ojo, el espacio es limitado, y puede que termines por sobrecargar tu nueva casa. Además, piensa que al estrenar piso es muy probable que amigos y familiares te regalen cosas. Ve poco a poco y verás que, con el tiempo, se irá llenando solo con cosas de las que te irás encaprichando.
Colorín colorado, de este color ya me he cansado
Cuando por primera vez tienes carta blanca para elegir los colores de las paredes, de repente se abre un universo cromático inagotable ante ti: los mil colores que has visto en la tienda de pinturas, las fotos que has ido guardando (quizá en tu Pinterest) de casas que te han chiflado… Pero calma, no te embales. Uno de los errores más habituales es, ante la indecisión, pintar una habitación de cada color. Si no quieres que cada vez que abres una puerta sientas que vas a otra dimensión, elige un tono neutro como blanco roto, gris muy clarito o un cálido y suave beige como leitmotiv para que no te canse al poco tiempo. Y, si quieres dar color, elige otro para alguna de las paredes o añádelo con pequeñas piezas como una mesita auxiliar, con las telas o los accesorios. Así, si te cansas, podrás cambiarlos más fácilmente.
No decores como si cada habitación fuera un mundo
Si te gustan varios estilos de decoración y también te cuesta decidirte en esto, en lugar de dar un look distinto a cada habitación, mejor mézclalos. Para que no resulte ecléctico elige las piezas justas y necesarias, y evita estridencias. Si quieres sentirte a gusto en casa, esta tiene que desprender cierta coherencia visual que haga que, al pasar de un espacio a otro, sientas que todo fluye. Eso se consigue con elementos que hacen de hilo conductor: pueden ser los colores, piezas de un mismo tipo de madera en las distintas estancias…
Personaliza con medida
Que tu casa hable de ti es un gran acierto. Y eso se consigue trasmitiendo los gustos personales y las aficiones a través de la decoración. Pero cuidado, porque si te excedes -como por ejemplo eligiéndolo todo en tu color favorito, en ese estampado que tanto te chifla o con ese animalito que te encanta- tu casa puede acabar pareciendo un parque temático. Deja tu huella de una forma más sutil y aislada, con detalles en distintos espacios de casa, pero sin pasarte.
Lo barato sale caro
Hemos escuchado esta frase toda la vida, pero en la época dorada del low cost es fácil olvidarla. No, no queremos decir que la decoración esté reñida con las opciones de decoración más económicas, pero la calidad dura y perdura, con lo que invertir algo más, a largo plazo puede salir mucho más barato. Sobre todo no escatimes en piezas en las que la comodidad es condición imprescindible, como el sofá, la cama o la sillas del comedor. De lo contrario, te resultarán tan incómodas que acabarás por cogerles manía y querrás cambiarlas al poco tiempo.
Nunca, nunca sobra espacio
Cuando nos independizamos por primera vez solemos llevar en nuestra “mochila” pocos ítems de decoración. Y parece que las estanterías y armarios sin puertas son una muy buena opción: están de moda, hacen de escaparate para que todo luzca y suelen ser más económicos que los muebles con puertas. Ojo, con el tiempo es posible que te arrepientas porque, no sabrás como, pero a los meses habrás acumulado todas esas pequeñas cosas de las que no te puedes deshacer: cables, cargadores, papeles, manuales de electrodomésticos y mil gadgets como los que había en los cajones de casa de tus padres. Así que procura hacerte con muebles con armarios y cajones, porqueterminarás necesitándolos tarde o temprano.
Las tendencias van y vienen
Es probable que si estás a punto de independizarte hayas acumulado un sinfín de revistas de decoración y un montón de fotos que has visto por internet. En ellas estarán todas las tendencias del momento. Pero, cuidado, porque ya sabes que son fugaces. Y tal y como vienen, muchas veces se van. Lo mejor es que combines muebles y elementos atemporales con algunas de las piezas de tendenciaque más te gusten. Así, si te cansas o tu casa se queda demodé no tendrás que desnudarla y vestirla de nuevo de los pies a la cabeza: bastará con cambiar algunos elementos.
Unos últimos consejos...
- El sofá. Si tienes espacio, elige un sofá rinconero, uno con chaise longue o, si no puede ser, hazte con un reposapiés. ¡Doble comodidad!
- La alfombra blanca. Sí,muy nórdica, muy chic... Pero si no eres hiperconstante en eso de la limpieza y no quieres dejarte un dineral en la lavandería… olvídate.
- Todo a juego, es demasiado. Que haya materiales o colores que se repitan hace que la decoración sea coherente, pero si lo eliges todo a juego, puede resultar muy reiterativo, poco original y aburrido.