Pintura: cambia tu casa con los efectos del color

En este baño con paredes ocres se decidió pintar el techo en blanco para no sobrecargar la estancia de color. El pavimento está también alicatado en blanco, con detalles de tono rojizo. Lavamanos y grifería, de Cristina Grifería.

Pintar las paredes laterales de un dormitorio estrecho en un tono más claro, las aleja creando más amplitud visual entre ellas. Cabecero de cuero blanco y mesilla de noche en madera de teca, en Eiten Mobiliario. Banqueta Quad, en Mercader de Indias. Butaca de teca modelo mexicano y colcha de estilo mexicano, en EL CORTE INGLÉS. Lámpara de techo, aplique y lámpara de lectura, en Eon Iluminación. Suelo de roble macizo.

Podemos paliar la frialdad de una estancia pintando paredes y techo con colores cálidos, como en este caso. Dar al techo un tono más oscuro, como el del suelo, además, crea el efecto de alejar las paredes laterales con lo que se gana ancho visual. Sofá de Biggie Best. Mesa de centro y aplique, de BECARA. Librería de obra y lámparas con pie de estaño, de Biggie Best. Mesita auxiliar, de BALADÍA & VALKLEIN. Parquet de abedul.

La habitación de un niño lo permite. Sobre todo si es tan luminosa como esta. El tono rojizo da alegría a la estancia y el blanco en el resto de paredes, en la carpintería y en el techo, amplitud visual. Cama-nido, diseñada por Sandra Gibert. Escritorio a medida, a modo de cabecero.

La pintura ayuda a destacar la arquitectura de la casa cuando esta es especial, como en el caso de este dormitorio, donde se resalta la estructura de la estancia combinando el color blanco en techos, carpinterías y algunas paredes, con el marrón topo en otras. Cabecero de piel sintética de Fendi. Mesitas de noche, de ROCHE BOBOIS. Banqueta de roble tapizada con lino, en Cachemir. Butaca y puf, de La Albaida. Alfombra de sisal crudo, en Artesuelo. Lámpara de techo, de Arteluz.

El mismo efecto que lograríamos con la pintura, lo podemos conseguir con el papel pintado, como en este caso, en el que se buscó enmarcar la zona de comedor con un papel en tonos grises. Para compensar la falta de luminosidad del papel, se colocó un espejo que rebota y multiplica la luz entrante. Comedor con mesa antigua recuperada y lacada en crudo, por Magda Bouso. Alfombra, de KP. Pared con papel pintado en gris. Cuadro, en MB Decoración. Espejo, de Cedó. Mesa auxiliar, de Eicholtz.

Los techos visualmente "pesados" como los envigados como el de la imagen, pueden aligerarse y elevarse si se pintan las vigas del mismo color que el techo. Y si este color es el blanco, el efecto será mayor. Mesa, en Lucca y sillas, del siglo XVIII, en Enric Serraplanas. Mantel de hilo, en Bruc i Molsa. Copas de cristal verde, de herencia. Espejo antiguo, en Víctor Cuxart. Pavimento de toba catalana recuperada. Alfombra con ribete. Armarios empotrados acristalados con vajilla.

En este dormitorio, el techo baja creando una zona de poca altura. El blanco también ha servido para disimular el desnivel y en mate disimula los posibles defectos. Dormitorio principal con zona de lectura. Cabecero, de Diseño Textil. Estante lacado en blanco a modo de tocador, en Batavia. Banqueta, en Oficios de Ayer. Sillón y puf, de GASTÓN Y DANIELA. Alfombra de lana, en Diseño Textil.

Si queremos pintar una pared de color oscuro, hay que elegir la pared que reciba más luz para aligerar su peso visual. Cama-nido, arrimadero, escritorio y silla verde, de Dijous.

Este comedor se pintó en tonos arena para ganar calidez y el techo se dejó en blanco para que pareciera más alto. Mesa, de Alarcón. Sillas y mantel de lino blanco, en Coton et Bois. Mantel beige, modelo Arena, en India & Pacific. Cortinas, de YBARRA & SERRET, en Sienna Design. Cuadro, obra de Montserrat Sala. Alfombra, de Secrets of Linen, en FRANCISCO CUMELLAS. Pavimento de madera de roble.