Reformar una vivienda habitada requiere un importante ejercicio de paciencia y resignación, razón que (cuestiones económicas aparte) hace que vayamos retrasando cambios necesarios. Pero ¿y si las obras se redujeran a una única semana? Decide por dónde empezarás.
1. Pinta toda la casa
Ni te acuerdas de cuándo fue la última vez que se pintó la casa y la verdad es que ya le hace falta... ¡pero da tanta pereza ponerse a mover muebles, encintar, retocar, limpiar...! Es el momento de recurrir a un profesional que le 'lave la cara' a todas las habitaciones y, de paso, las ponga al día.
Y es que, aunque pintar uno mismo resulta bastante más económico que contratar un servicio, la comodidad de volver a casa y ver cómo se va transformando como por arte de magia no tiene precio. Además, un pintor con experiencia puede asesorarnos sobre colores, soluciones decorativas, preparar el soporte para un resultado óptimo, reparar desperfectos, etc.
Un consejo final: aunque recurras a profesionales de los que tengas buenas referencias –la mejor opción– solicita al menos dos presupuestos y asegúrate de que en ellos se especifican los trabajos, superficie total, materiales a emplear, condiciones de pago y garantías; y no olvides pedir siempre factura de los trabajos realizados para poder reclamar en caso de algún desperfecto.
2. Estrena suelo de madera
La madera es un material natural duradero y que envejece con elegancia, aunque a veces pueda no parecerlo, a juzgar por la cantidad de arañazos y cambios de color que puede acumular un parquet sometido a mucho uso o con pocos cuidados. Antes de tomar medidas drásticas y cambiarlo por una versión sintética –quizás más cómoda pero una copia en cualquier caso– ten en cuenta que los suelos de madera tienen la gran ventaja de poder restaurarse y que este proceso es mucho menos engorroso de lo que crees.
La restauración de un parquet o tarima consiste, básicamente, en lijar la superficie para poder volver a aplicar el tratamiento superficial (barniz, aceite, cera e incluso un tintado de madera para estrenar un pavimento totalmente nuevo). Si se te ponen los pelos de punta solo de pensar en lijar los suelos de toda la casa, piensa que hoy día los nuevos métodos de lijado son mucho menos invasivos, ya que todo el polvo se acumula en la bolsa de un aspirador conectado a la lijadora, de forma que el tiempo de obra se aligera y, lo que es más importante, evitan tener que abandonar la vivienda durante el proceso.
Y, si todo esto no te convence, dos argumentos más: uno económico –el precio de la renovación del parquet es, en cualquier caso, mucho menor que el de colocar un parquet nuevo de la gama más económica– y otro ecológico –restaurar y cuidar algo que ya se tiene es más sostenible que cambiarlo, sobre todo si pensamos que para disfrutar de un suelo de madera hay que talar árboles–.
3. Apuesta por el microcemento
Levantas la vista y ves ese gotelé desfasado... Bajas la mirada y te encuentras con ese gres esmaltado brillante anticuado... ¿Quieres saber cómo puedes librarte de ellos en apenas una semana? Con microcemento. La gran ventaja de este material de última generación compuesto por una base cementicia muy fina mezclada con resinas es que se adhiere sobre cualquier superficie (yeso, pladur, azulejos, madera, hierro...), tanto en vertical como en horizontal, de forma continua y en capas de apenas 2-3 mm de espesor.
Puesto que su aplicación se realiza de forma artesanal, mediante sucesivas capas de material con llana, conviene contactar con una empresa especializada y buscar referencias de aplicaciones anteriores. La experiencia y profesionalidad de los aplicadores es vital en este caso.
4. Instala un suelo radiante
¿Tiemblas solo de pensar en la próxima ola de frío? ¿Te gustaría instalar un sistema de calefacción centralizado pero no quieres ni oír hablar de todos esos tubos y radiadores a la vista? Pues coloca un sistema de climatización invisible por suelo radiante.
Aunque el momento ideal para hacerlo es durante la construcción de la vivienda o en una reforma integral, hay sistemas de colocación en seco (sin la clásica losa de mortero en la que se embuten las tuberías) que resultan más rápidos, o con mortero de altura muy reducida –los hay de apenas 1,5 cm–y de instalación más simplificada, para que no suponga un trastorno para los habitantes de la casa. En una semana queda lista toda la instalación hidráulica.
Una alternativa quizás no tan conocida pero incluso más eficaz por la forma en la que el calor circula en el ambiente es colocar calefacción por techo radiante. La fórmula más sencilla se basa en unos paneles en los que ya viene montada la tubería y su proceso de colocación no difiere apenas del de un falso techo convencional, con la única diferencia de que el instalador debe realizar la conexión hidráulica de la misma. Sea cual sea el sistema elegido, todos ellos comparten la ventaja de ser el sistema de climatización más eficiente, dada la baja temperatura de impulsión a la que trabajan y los consiguientes ahorros energéticos que ofrecen.
5. Abre la cocina
¿Tu cocina es tan pequeña que tienes la sensación de que tienes que entrar de lado? Súmate a la moda de los ambientes diáfanos y comunicados y ábrela al comedor. Aunque parezca una obra muy complicada, en ocasiones basta con eliminar medio tabique que nos permita ganar luz y perspectiva e incorporar elementos adicionales, como una barra que funcione como superficie auxiliar. Y, si no te gusta que quede abierto totalmente, siempre puedes completar el conjunto con ventanas o con algún otro sistema que oculte el interior de la cocina, como un acristalamiento con estores o persianas de lamas.
En caso de querer abrir por completo la cocina, piensa que al eliminar el tabique divisorio será necesario cambiar suelos y revestimientos en las paredes para disimular el cambio, aunque hay materiales ligeros que permiten hacerlo de forma rápida y sin necesidad de eliminar los acabados anteriores. Un ejemplo de ellos son los novedosos paneles sintéticos con relieve –generalmente de poliuretano con cargas minerales– que, además de imitar una amplia variedad de ladrillos y piedras se presentan con diseños geométricos tridimensionales de plena actualidad y se colocan simplemente atornillados a la pared.
6. Y hazle una reforma exprés
¿Disfrutar de una cocina nueva en una semana? Es posible, siempre que no se requieran cambios importantes de distribución ni renovar las instalaciones –una reforma convencional requiere un mínimo de 2 o 3 semanas–. Todo dependerá del estado de la cocina y lo que esperes de la reforma.
Si, por ejemplo, el suelo y el revestimiento de las paredes está en buen estado y presenta un acabado neutro –quedan descartadas las baldosas de inspiración '70–, puede bastar con cambiar el mobiliario, la encimera, el fregadero y la placa de cocción para transformarla por completo.
Por el contrario, si son las baldosas de las paredes las que nos traen de cabeza, existen pastas de relleno para tapar las juntas y dejar la pared lisa, simplemente pintada o revestida con papel pintado –solo aconsejable en zonas no sometidas a salpicaduras y humedad–. La zona frente a la encimera puede contar con protección extra mediante una plancha de vidrio templado o metacrilato, ya sea sobre el mismo acabado del resto de la cocina o combinado con diseños gráficos que supongan un punto de atención.
Para el suelo, hay soluciones ligeras que permiten renovar la zona vista bordeando los muebles y sin tener que separarlos o cambiarlos por otros –basta con quitar el zócalo que tapa las patas e introducir un poco el material antes de volver a colocarlo–, lo que supone un ahorro considerable en metros cuadrados de material. En cuanto a los armarios, puedes volver a estrenarlos solo con encargar puertas nuevas.
7. Cambia las ventanas
Por unas ventanas deterioradas o de bajo rendimiento se escapa, literalmente, hasta un 40% del consumo en calefacción. De ahí que renovarlas por unas más eficientes deba ser una prioridad que, además, repercutirá de forma notable en el confort de nuestro hogar.
Los expertos aconsejan cambiar todas las ventanas y cerramientos de una vivienda a la vez, ya que es más rentable tanto desde el punto de vista económico como de ahorro de tiempo.
En cuanto a los materiales, los más habituales son los perfiles de PVC y aluminio –este último siempre con rotura de puente térmico para mejorar su aislamiento– aunque vuelven a reclamar su lugar las ventanas de madera, con técnicas productivas que mejoran su estabilidad dimensional y su resistencia, gracias a sus excelentes características aislantes y su carácter natural.
Sea cual sea el perfil que elijas, siempre con doble acristalamiento: los hay incluso con prestaciones mejoradas, como los que incorporan gas inerte en la cámara interior o láminas de control solar.
Una ventana con un doble acristalamiento, perfil y marco adecuados puede tener una vida media útil de unos15 años, argumento más que suficiente para justificar la inversión que suponen. Y, para minimizar esta, siempre se puede recurrir a los 'planes renove' que periódicamente ponen en marcha las diferentes comunidades autónomas que ofrecen ayudas y subvenciones para sustituir los cerramientos por otros energéticamente más eficientes.
8. Gana una habitación
¿Necesitas ganar metros en el interior de la vivienda a toda costa? Quizás ya los tienes, pero totalmente desaprovechados en forma de una terraza o balcón poco menos que abandonados por falta de uso. Puedes convertirlos en una estancia más –o ampliar con ellos una existente– mediante un cerramiento adecuado y las consiguientes obras de adaptación del espacio.
Ten en cuenta que si lo que queremos es ampliar el salón, por ejemplo, no será suficiente con instalar el acristalamiento, sino que habrá que actuar sobre suelos, paredes, techos e incluso instalaciones como la climatización o la iluminación. Y es que, al integrar un espacio exterior en la vivienda es fácil encontrarse con desniveles en el suelo –pensados para la evacuación del agua– que obligan a nivelarlos y, posteriormente, a colocar un nuevo pavimento que se integre con el del resto de la estancia.
Algo similar sucede con las paredes, generalmente de materiales distintos, e incluso puede pasar que la terraza no tenga techo, lo que obligará a colocar uno. Una vez solventados estos temas, será necesario acondicionar el espacio con la instalación de los necesarios puntos de luz, aire acondicionado y calefacción.
Por todo ello, una reforma de este tipo es aconsejable solo cuando el espacio a ganar suponga una diferencia sustancial en casa: a modo orientativo, un mínimo de 3 x 1,5 m.