Con el ritmo de vida actual no es extraño que solo nos fijemos en la decoración de nuestra casa en los escasos momentos en los que nos permitimos simplemente sentarnos y no hacer nada... ¿Nada? Es entonces cuando pensamos: “tendría que animar esas paredes..” o “qué poco me gusta este suelo...” y “las cortinas están de lo más pasadas. Si tuviera un poco más de tiempo...”. Aunque no lo creas, puedes cambiar todo eso que no te gusta –y muchas otras cosas que aún no se te han ocurrido– en mucho menos de lo que crees. Concretamente, en una hora. ¿Te animas?
Siempre al día
Vivimos tiempos cambiantes y acelerados, y el cuadro que colgaste hace apenas unos meses –o que pensaste en colgar, sin llegar a hacerlo– puede que ya no te convenza o no haya terminado de encontrar sus sitio.
Si te da pereza solo pensar en coger el taladro y los tacos cada vez que quieres cambiar o colgar uno nuevo... ¡hazlo de una tacada y nunca más! (Bueno, es un decir...). ¿Por qué? Pues porque en lugar de colgar cuadro por cuadro lo que puedes hacer es fijar unas finas baldas para cuadros en la pared, en las que podrás ir renovando la exposición en función del momento, de la decoración o de tu estado de ánimo. En una hora, te da tiempo de colocarlas y hasta de pintarlas en el color de la pared si quieres que pasen lo más desapercibidas posible.
Estrena sofá
Vale, es cómodo, pero no es que sea precisamente de diseño... El sofá es uno de los muebles que mayor impacto visual tiene en el salón así que, desechada la opción de cambiarlo, maquíllalo como si cada día fuera una ocasión especial. Hazte con una buena selección de cojines –no te será difícil, porque hay una gran variedad– y combínalos entre sí alternando piezas en un par de tamaños con acabados lisos y estampados.
Elígelos en tamaños estándar, para cambiar el attrezzo del salón siempre que quieras solo con unas fundas nuevas. Por lo demás, la única precaución que debes tener es asegurarte de que siguen una misma paleta cromática –que puedes reforzar con accesorios decorativos en los mismos tonos como plaids, jarrones, cajas o cuencos–. Y, si la tapicería del sofá está muy gastada, siempre puedes disimularla con un fular colocado en el respaldo o una funda suelta en color liso y neutro.
A tus pies
Junto con las paredes, el suelo de una habitación determina en gran medida la atmósfera de la misma. Un pavimento frío o anticuado puede echar por tierra cualquier decoración pero su renovación supone una importante inversión y molestas obras. Mucho más simple y económico –así como menos definitivo– es vestirlo con alfombras que, además de darle un aire totalmente nuevo, aportan calidez y confort a la pisada.
La oferta es amplísima así que, antes de elegirla, piensa si quieres que se convierta en una pieza protagonista –con un diseño marcado que predomine– o si prefieres que se vean integrada en el conjunto –con acabado liso y preferiblemente de colores neutros–.
Otra cuestión a tener muy en cuenta es el tamaño; hay que medir bien el espacio que queremos cubrir y asegurarnos de que el mobiliario de la zona quede integrado en ella. Es importante que al menos las patas delanteras de los sofás y las butacas pisen la alfombra y, en la zona del comedor, las sillas deben permanecer siempre dentro de la misma incluso estando sentados en ellas.
Crea ambiente
El interiorismo más fantástico se ve deslucido con una iluminación inadecuada y, al contrario, una sala no demasiado espectacular puede resultar mucho más cálida y acogedora con los puntos de luz precisos. Dale una nueva dimensión a tu cuarto de estar colocando lámparas de pie y de sobremesa en puntos estratégicos –por ejemplo, enmarcando la zona de tertulia con una luz difusa de ambiente y realzando determinados elementos como plantas o cuadros con focos de luz puntual–.
Si tienes que adquirir algún modelo, busca uno con regulación de intensidad que te permita definir la cantidad de luz según el momento. Si ya tienes lámparas pero no te acaban de convencer, una forma sencilla y económica de transformarlas es cambiando las pantallas, ya sea por unas nuevas que se adapten a tu estilo o customizando las existentes con tela, decoupage, etc.. Se lleva el handmade.
Decora con luz
La popularización de las luces led está abriendo todo un mundo de posibilidades en cuanto a iluminación. Las tiras de estos pequeños diodos emisores de luz blanca permiten poner realces lumínicos en estantes –incluso en el interior de vitrinas, ya que no generan calor–, rodapiés y molduras que dinamizan la iluminación de un espacio con un gasto mínimo y una fácil instalación. Disponibles incluso con adhesivo incorporado y enchufe para simplificar aún más su uso, puedes colocarlas en el baño para realzar el espejo retroiluminándolo, en el zócalo del mueble para actualizarlo, detrás del televisor para reducir el deslumbramiento y crear una luz tenue, en el pasillo para aportar luminosidad a esta zona interior... ¿Dónde lo pondrías tú?
Dúchate a placer
El baño es uno de los espacios que renovamos con menor frecuencia, dada la inversión que requiere. Por este motivo puede acabar resultando desfasado e incómodo. No obstante, hay intervenciones sencillas –y rápidas– que pueden convertir en un lujo algo tan cotidiano como la ducha de las mañanas.
Una de ellas es cambiar el rociador, algo que no requiere obras ni conocimientos de fontanería. Elige un modelo de grandes dimensiones que ofrezca diferentes tipos de salidas de agua.
Las propuestas más novedosas son multifunción, capaces de ofrecer tanto un relajante efecto lluvia como tonificantes chorros, e incluso los hay con luces coloreadas que indican la temperatura del agua, altavoz por bluetooth para disfrutar de nuestra música preferida, etc.
Viste tu baño
Los textiles tienen el poder de cambiar un espacio sin necesidad de obras y el baño no es una excepción. Un juego de toallas bien elegido puede transmitir un aire fresco e informal, clásico y elegante o moderno y atrevido a cualquier baño según los colores y diseños que incorpore.
Para reforzar el efecto, puedes coordinarlo con una cortina de ducha –ya sea un modelo divertido o una suntuosa tela más propia del salón, aunque protegida por su cara interna– y una alfombra a juego, o incluso con los accesorios como el portacepillos, la jabonera, el dosificador de jabón o el escobillero.

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Y arrópalo
Y, si quieres disfrutar de toallas siempre secas y calentitas, además de muy decorativas, sustituye el toallero convencional por un radiador secatoallas. Los hay de múltiples tamaños y estilos y se pueden encontrar modelos eléctricos que simplemente se cuelgan en la pared y se enchufan a una toma de corriente, sin necesidad de realizar ningún tipo de instalación.
Por las dimensiones generalmente reducidas de los baños, pueden funcionar incluso como calefacción de ambiente y hay diseños con accesorios tan prácticos como perchas para los albornoces, repisas e incluso tendederos para prendas pequeñas.
Crea un punto de atención
Los interiores coordinados, en tonos neutros y con elementos que se integren de forma armoniosa en el conjunto, son un acierto seguro porque resultan sobrios y atemporales. El problema aparece cuando lo son 'demasiado' y acaban resultando sosos o sin vida. La solución en este caso es poner un acento que lleve la atención a un punto determinado, que rompa la monotonía.
Hazte con un bote de pintura y dale una mano de pintura de un color vibrante a una de las sillas del comedor, a esa mesa de centro del salón que hace tiempo que piensas en cambiar, a esa butaca de herencia o incluso a toda una pared.
Multiplica el espacio
¿Crees que una habitación pequeña no puede tener una decoración espectacular? Echa mano de los efectos especiales para crear sensaciones sorprendentes. Los juegos de reflejos que son capaces de crear los espejos son casi magia por lo que, bien ubicados, pueden transformar cualquier espacio por completo.
Hazte con uno de pie y prueba a colocarlo detrás de un mueble en un espacio reducido para realzar su silueta y darle una dimensión más estética. Si completas el conjunto con una lámpara de sobremesa –con pantalla opaca, para no deslumbrar–, potenciarás el efecto lumínico de la misma.
Un gran espejo vintage con un elaborado marco sobre un aparador o en un rincón de comedor le dará profundidad visual a la zona y, si lo sitúas frente a una ventana o junto a ella, multiplicarás las vistas.
No hay mejor forma de estrenar año que estrenando también casa. Porque estos rapidísimos y económicos cambios, por pequeños que parezcan, son tremendamente efectivos. ¡Te sorprenderán!

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