Son el recurso estrella para ganar metros útiles sin necesidad de obras, sobre todo en las versiones superpuestas que requieren poco más que fijar las guías a la pared. Y, lo mejor, cada vez tienes más posibilidades en cuestión de medidas, sistemas de instalación y acabados.
¿Necesitas liberar espacio?
Sustituir una puerta batiente convencional por un modelo corredero es la forma de lograrlo ya que, a diferencia de las primeras, no necesitan hueco libre alrededor para abrirse.
Si quieres sacar el máximo partido al espacio ganado, nada mejor que elegir un modelo empotrado que se oculte en la pared: no solo te permitirá adosar muebles a esta sino que su cierre es más estanco que el de las de tipo sobrepuesto –y que es el punto débil de estas frente a las batientes convencionales–.
¿Cómo se instalan?
El sistema más habitual para colocar una puerta corredera empotrada es mediante un cajón metálico –denominado casoneto– que incorpora la guía sobre la que se deslizará y en el que se oculta la hoja cuando está abierta. Esta especie de falso muro hueco se integra en la pared mediante un enlucido final o cubierto con placas de pladur y hacen más rápido y fácil el montaje que en el caso de tener que levantar un doble muro convencional. Aunque en tiendas de bricolaje tienes disponible este tipo de estructura a partir de unos 150€, su montaje suele requerir la intervención de un profesional. De ahí que el precio final de una puerta corredera empotrada (incluida estructura, montaje y puerta) se sitúe a partir de los 600-900€ en adelante.
Versión low cost
Este precio puede abaratarse considerablemente si nos decantamos por una puerta corredera sobrepuesta, que no requiere de ningún tipo de trabajo de albañilería.
De hecho, la hoja queda suspendida de una guía fijada en la pared en la que se integran los rodamientos, mientras que un guiador en la parte de abajo optimiza su estabilidad. Las guías suelen quedar vistas (aunque también hay versiones 'invisibles') por lo que están disponibles en diferentes diseños y acabados para integrarlas en el conjunto de la decoración. Una puerta corredera de estas características cuesta a partir de unos 300€ un precio que puedes abaratar aún más si te decides a colocarla tú mismo mediante uno de los kits que puedes encontrar para ello, con todo lo necesario.
Ocúltala en los muebles
¿No te convencen las hojas vistas pero no quieres pasar por las obras de las empotradas? Hay una solución cada vez más habitual: aprovechar la trasera de hileras de estanterías o armarios para ocultarlas. O incluso escondidas entre una composición abierta a las dos estancias contiguas que sustituyan el tabique convencional por módulos de almacenaje.
Ojo a los herrajes
Sea cual sea el modelo de puerta elegido, es importante prestar atención a la calidad de los herrajes. Si bien son importantes en cualquier puerta, en las correderas cobran una mayor relevancia para garantizar un deslizamiento cómodo y silencioso a lo largo del tiempo. Invertir en piezas garantizadas y de calidad contrastada te evitará posibles atascos, ruidos y costosas reparaciones.
Para cualquier necesidad
Las puertas correderas se encuentran en los mismos materiales que las convencionales –desde las de madera maciza hasta las de aglomerado laminado o lacado– aunque los modelos de vidrio de seguridad son muy populares, ya que no solo son más ligeras y fáciles de integrar en las estancias, sino que permiten el paso de la luz natural, ya sea en versiones matizadas como totalmente transparentes, con cuarterones, serigrafiados, etc.
Espacios abiertos
Además de su utilidad práctica para ahorrar espacio, las puertas correderas son un recurso perfecto para crear espacios abiertos que minimicen las zonas de paso y permitan comunicar o independizar dos ambientes contiguos según la ocasión con un simple gesto.
Para ello, lo mejor es optar por puertas de doble hoja, que abran amplios vanos. De hecho, más allá de las medidas de puertas convencionales, se pueden instalar hojas de grandes dimensiones (hasta 3 m de ancho) que se convierten en verdaderos tabiques móviles que se deslizan por guías embutidas en el techo o el suelo.
Hazlas desaparecer
Instalar unos paneles correderos de suelo a techo, eliminando marcos y tapetas, en el mismo acabado de las paredes de la estancia, te permitirá que pasen prácticamente desapercibidos, incluso si son de grandes dimensiones. Esta solución resulta especialmente adecuada en espacios como las cocinas abiertas al salón comedor –que pueden esconderse por completo cuando se desee– o como separación entre el dormitorio y el baño o el vestidor, que de este modo pueden disfrutarse en suite o separarse.
No solo correderas
Más allá de los modelos para huecos estándar, si lo que buscamos es el máximo aprovechamiento del espacio quizás te interese saber que hay modelos que combinan las hojas correderas con otras batientes o plegables, para conseguir un mayor ancho de hueco de paso sea cual sea la estructura arquitectónica del espacio. En este sentido, son también interesantes las hojas múltiples de apertura en paralelo, al estilo de las de los armarios.