En la cama siempre es muy recomendable utilizar fibras naturales, que faciliten la transpiración, pero quizá más en estos días en que los cambios de temperatura son bruscos y algunos días los calores todavía nos pueden pillar desprevenidos.
Tiempo de colchas
Las colchas son las estrellas del entretiempo antes de que ganen por goleada las fundas nórdicas. Las más ligeras, las de verano, se quedan cortas cuando empieza a refrescar por la noche. Los primeros días de otoño pueden ser suficiente las de piqué, que siguen siendo ligueras porque no llevan ningún tipo de relleno. Y cuando necesitamos un poco más de temperatura, pasamos a las de boutí, que sí que aportan un poco de acolchado, ganando volumen y presencia en la cama.
Directos a la funda nórdica
Si eres friolera o vives en una zona fría o, simplemente, las fundas nórdicas te parecen el invento del siglo, encontrarás rellenos muy ligeros (a partir de los 100 g) para empezar a usarlos desde ya mismo. Eso sí, aunque los elijas sintéticos, que sean de buena calidad para facilitar las transpiración.
Una opción muy recomendable en estos casos es escoger los nórdicos 4 estaciones. Son un juego de dos rellenos de diferente gramaje que se pueden juntar y que permiten tener 3 versiones diferentes. Por ejemplo, uno de 150 g, otro de 200 g y la suma de los dos que sería 350 g.
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