La organización de la casa y la planificación de todo lo relacionado con estas fechas (mesa, menaje, manteles...) te facilitará celebrar unas navidades tranquilas y perfectas. Toma nota.
Prepara todo con tiempo
Antes de nada, planifica bien el espacio; para ello debes tener en cuenta el número de personas que vais a reuniros para comer o cenar y cómo quieres distribuir a tus invitados. Comprueba primero que caben en la mesa: un buen truco es abrirla si es extensible e ir calculándolo. Si no hay sitio para todos, puedes recurrir a una de jardín (vestida, nadie lo notará) o a una hecha con dos borriquetas y un tablero, puesta a continuación de la tuya y cubierta con muletón y mantel.
Prevé suficientes asientos
Ten previstos todos los que necesitas, no te pongas a buscarlos a última hora. Comprueba que todos, también los plegables, apilables o los que traigas de otras habitaciones, están en condiciones y tienen protectores en las patas para que no rayen el suelo.
Revisa mantel, menaje...
Unos días antes de la fiesta, revisa el mantel que vas a usar. Si tiene manchas amarillas, sumérgelo en agua caliente con bicarbonato; y si es de algodón, frótalas con un cepillito empapado en vinagre y limón; deja secar y lava. Comprueba también que es suficientemente largo (si no es así, pon tela de organza debajo) y que tienes servilletas para todos. Además, asegúrate de que las piezas de la vajilla, cristalería y cubertería (si es de plata o alpaca, quizá tengas que darle un repaso) están en perfecto estado y completas, y prevé las fuentes, paneras, jarras de agua, etc., que vas a necesitar.
Es mejor que laves la cristalería un par de días antes para ir con tranquilidad y evitar “accidentes”. Mejor hazlo a mano, con una esponja vegetal y un poco de detergente, para no dejar olor y sabor. Si es tallada, déjala un rato en remojo y límpiala con un cepillo de dientes suave.
Ojo con las alfombras
Si tienes un suelo delicado (madera, mármol...), una buena alfombra lo protegerá. Pero si va a haber niños pequeños y personas mayores, valora si prefieres quitarlas para evitar posibles tropiezos o caídas. Antes de recogerlas, pásales el aspirador, enróllalas y guárdalas bajo una cama o donde no se vean. Y si tus sillas son tapizadas, ponles fundas ajustables.
No te olvides de comprobar...
Las bombillas. Mira que no haya ninguna fundida, y para que desprendan buen olor, vaporízalas con una colonia (apagadas y frías).
La estabilidad de los muebles. Verifica que ninguno esté cojo y, si hay tableros apoyados sobre caballetes, que no pueden volcar.
El botiquín. Por si hiciera falta, cerciórate de que tienes tiritas, betadine, algodón... Y aspirinas (o similar) y un termómetro.
Haz sitio para los abrigos
No siempre se sabe qué hacer con los abrigos de los invitados; por eso, si tu armario de la entrada o tu perchero no son muy amplios, una idea muy económica y práctica es comprar un “burro”, como los de las tiendas, y ponerlo en el dormitorio. Evitarás que se formen incómodas “montañas de abrigos” sobre la cama (es donde suelen dejarse). Luego, para guardarlo, sólo tendrás que desmontarlo.
Ármate contra las manchas y actúa rápido
Además de un quitamanchas, procura tener
espuma de afeitar (se retira con agua mineral), zumo de limón, soda, talco y sal gruesa: son excelentes quitamanchas caseros.
El baño,
listo con todo
Decóralo con mimo. Asegúrate de que hay suficiente jabón de manos y recambio (a la vista) de papel higiénico. Coloca toallas individuales de cortesía –con un cesto para desecharlas–, un ambientador suave (los difusores de caña son geniales) y un centro con velas o flores.
¿Tienes algún truco más? Cuéntanoslo en los Comentarios de este artículo.