Lydia quería un dormitorio acogedor y bien decorado, donde pudiera sentirse siempre a gusto. Desde su traslado a esta casa, hace solo un año, no había tenido tiempo de ponerse a la tarea. Mónica, nuestra estilista, empezó por dar un carácter nuevo y confortable a todo el espacio renovando la pintura.
El tono azul verdoso de Bruguer elegido para sustituir al amarillo le da la serenidad y el recogimiento que el dormitorio necesitaba. Los estores y las caídas de distintas tramas de Yute´s, por su parte, enmarcan los ventanales con cuarterones. La alfombra blanca de Fortgama subraya el área destinada al escritorio, una situación de privilegio junto a ese mirador de cuento volcado al exterior. “Para suavizar las líneas rectas y el estilo austero de la mesa –nos explica Mónica–, sustituimos la anterior silla por otra vestida de lino grueso”. La cama, con el cabecero decapado y con rejilla, a juego con las mesillas –todo, de Huerta de San Vicente–, la manta de Gant, la colcha y los cuadrantes crean la atmósfera acogedora y envolvente tan soñada.
¿El resultado? La nueva decoración ha potenciado los grandes ventanales y ha creado un ambiente acogedor, romántico y relajado para descansar y también para trabajar. El espacio era magnífico pero no estaba del todo aprovechado. Han sido decisivos en la transformación los muebles de Huerta de San Vicente, la alfombra de Fortgama, la pintura de Bruguer y los textiles de Yute's y Gant.
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