Visten. Sí, los cabeceros visten. Basta con hacer la prueba y ver cómo gana un dormitorio cuando colocas un cabecero. Pero claro, no vale cualquiera. Tiene que mantener unas proporciones lógicas con el espacio, tener cierta coherencia con el resto de la decoración -o, en su defecto, contrastar siendo conscientes de que se convertirá de inmediato en protagonista- y ayudarte. Claro que sí. Ayudarte a conseguir eso que te falta en el dormitorio y a lo que no deberías renunciar.
Hay quienes buscan que sea estiloso y dé carácter al dormitorio, quienes quieren multiplicar la luz, ganar calidez, superficie extra de apoyo... Para cada uno de ellos existe un cabecero ideal. Tan sólo hay que decidir qué queremos primar en nuestro dormitorio, y bucear entre las múltiples posibilidades.