Siempre me ha gustado decorar el árbol de Navidad. De pequeña, acompañaba a mi padre a comprarlo y escogíamos uno alto y frondoso para que ocupara un lugar destacado en el comedor. Para mí, la Navidad empieza con el árbol”. Por eso en el salón de nuestra lectora María Lloveras, el árbol ocupa un lugar protagonista. “Lo coloco junto al gran ventanal que recorre el salón –nos explica–. Me gusta decorarlo en tonos claros y luminosos, como blancos, platas y dorados y cada año intento añadirle algún elemento nuevo. Este año son las casitas de pájaros, inspiradas en vuestro último especial de Navidad”.
Coleccionista de adornos
María es una apasionada de los adornos navideños. Los colecciona desde hace años e incluso los utiliza para decorar los regalos. Y es que el mismo cariño que pone al decorar el árbol lo muestra al envolver los regalos. “Creo que es tan importante el contenido como el envoltorio”. Por ello, decora los paquetes con cintas y etiquetas y, a veces, sustituye el papel por cajas, “que pueden reutilizarse pasada la Navidad”. El toque final al salón lo pone una guirnalda de abeto, decorada con corazones, que recorre el gran ventanal rodeado de paredes de piedra. Es casi como ponerle un lazo, “nada recargado”, ya que la belleza que se cuela del exterior es la mejor decoración.