Una siesta, un té a media tarde, una charla con tus amigos, tu serie preferida, una tarde de lectura, un rato de juegos y risas con tus hijos, una mañana de domingo relajada... ¿En qué estancia "pasan" todas estas cosas? En el salón. Por eso es tan importante que tu salón esté preparado para tu vida (y la de tu familia, claro), tu día a día y también tus días de fiesta.
Más allá del sofá
La clave del confort en el salón es el sofá en particular y los asientos en general. No se trata solo de que el sofá sea grande o pequeño, mientras quepáis todos y estéis cómodos será suficiente. Y para eso, lo más importante es no dejarlo solo. Al sofá, queremos decir. Acompáñalo con una o dos butacas, pufs que puedan ser asiento, reposapiés o punto de apoyo, muchos cojines y una buena alfombra. Porque el suelo puede ser un asiento o una zona de juegos perfecta, ¡claro que sí!
Grande o pequeño, ¿qué importa?
¿No te has sentido nunca un poco desamparado, como desnudo, en un salón muy grande? Eso es porque, en realidad, y aunque todos soñemos con tener más y más espacio, los metros no son los que garantizan el estar a gusto en una estancia. Un salón mini puede ser el más acogedor del mundo si está bien decorado. ¿Qué significa eso? Pues que tenga los muebles justos (adiós a los trastos que solo hacen que entorpecer el paso), proporcionados a la estancia (un sofá XXL en un salón S hará que se vea abarrotado) y que favorezca la entrada de luz natural. Muebles claritos, espejos (prueba a poner uno de suelo a techo y de pared a pared, verás cómo la sensación de espacio se multiplica como por arte de magia), detalles de cristal y toques metálicos serán tus mejores armas.
Colores que son emociones
Siempre hemos dicho que los tonos neutros son los mejores para pintar el salón. Pero... si te gustan los colores alegres, o atrevidos, ¡anímate a pintar una pared del salón! Sí, es mejor que sea solo una, para que el color no sea abrumador. Y mejor que los colores no sean puros porque quedarían demasiado vibrantes. Por ejemplo, si te gusta el rojo mejor que lo mezcles con un poco de blanco para lograr un tono coral (que está muy de moda), azules y verdes con una pizca de gris son más relajantes y si no te atreves a salir de la zona de confort que te da el beige, elige un tono un poco más subidito, un poco tostado, como café con leche, para tener más "sensación de color".