Los espejos aportan profundidad y amplitud a los espacios, potencian la luz natural y se hermanan con otros muebles como si hubieran nacido para decorar juntos. Por ello es tan importante su aspecto, pero también el lugar donde los coloques.
Si tu interiorismo cuenta con una paleta de color de base bastante neutra, podrás innovar con su color (el azul es siempre un acierto) y con sus formas, geométricas o con texturas. Los marcos de madera antiguos confieren autenticidad y los de fibras vegetales, naturalidad. Escoge un acabado de metal si el ambiente es rústico o existen elementos decorativos con mucho pero visual cerca.
Ubicación infalible
- Recibidor: sobre la consola ampliará visualmente el espacio y, si el espejo es de cuarterones, parecerá que es una ventana al exterior.
- Salón o comedor: enfrentado o de costado a una ventana, replicará su luz y dará la impresión de que hay dos vanos en vez de uno.
- Dormitorio: delimitará zonas de estar y será muy útil para vestirte.
- Baño: expandirá los metros y duplicará la luz.
- Sobre la chimenea: aportará interés visual a este punto y a todo objeto que se encuentre cerca.
- Sobre el sofá: vestirá el ambiente.