Antes de lanzarte mazo en mano a echar abajo esa pared a la que tanta tirria le has llegado a coger con los años, ten en cuenta que está ahí por algo y que, por tanto, su eliminación debe estar bien estudiada. Estos son las cuestiones a considerar para ganar amplitud sin sobresaltos.
¿Tabiques sí o no?
Los espacios diáfanos tienen muchas ventajas: desde ganar metros útiles eliminando zonas de paso e intermedias hasta mejorar la iluminación y la ventilación de toda la casa, pasando por una mejor versatilidad de usos de los distintos ambientes –y ganar un despacho en el salón o un vestidor en el dormitorio– y una mayor sensación de amplitud. Espacios tradicionalmente pequeños como la cocina, el baño o el recibidor se benefician especialmente de la integración con la estancia contigua, ya sea total o parcialmente.
Con los pies en el suelo
Si has llegado a la conclusión de que podrías prescindir de alguna separación en casa, hazte con un plano de la vivienda para poder jugar con las diferentes posibilidades que se plantean. Si es posible, eliminar o reducir al máximo los pasillos es todo un triunfo en esta etapa. Y, para no llevarte desilusiones por motivos técnicos, asegúrate de que está detallada la posición de los pilares, muros de carga y conductos del edificio, que mejor no tocar si quieres ahorrarte un mal trago o un buen desembolso de dinero.
¿Es técnicamente viable?
Una vez hayas derruido y construido cuantos tabiques quieras sobre el papel, es el momento de ponerte en manos de un profesional. Este analizará la estructura de la vivienda con ojo clínico y te confirmará si esas molestas separaciones cumplen una función estructural. Piensa que, además de pilares y muros de carga, puede que escondan instalaciones eléctricas o de fontanería, que habría que reubicar en caso de eliminarlas.
¿Un muro de carga es intocable?
Si bien esa es la creencia popular, lo cierto es que, aunque no puede eliminarse, sí hay posibilidades para aligerarlo mediante aperturas estratégicas. No obstante, esto requiere hacer un estudio de cargas y que un experto calcule qué se puede y no se puede hacer con él, incluida la posibilidad de aplicar refuerzos para que no se resienta su carácter estructural de sostén de la vivienda. Por supuesto, el coste de todo ello es muy superior al de eliminar un mero tabique divisorio.

¡TEN FE!
10 mandamientos para ampliar la casa
¿Cuánto cuesta?
Lógicamente, el importe del trabajo dependerá de muchas cuestiones, entre ellas la cantidad de tabiques a eliminar (no es lo mismo una pared divisoria entre la cocina y el salón que dejar una vivienda diáfana para redistribuirla por completo) y el sistema constructivo de los mismos. En cualquier caso, las tareas de derribo –y posterior desescombro– no son caras. Con todas las salvedades mencionadas, se podría situar en unos 10€/m2, aunque ese precio es estrictamente el de eliminar el tabique, sin contar enlucidos y conexiones entre las estancias comunicadas.
Daños colaterales
Ya no hay tabique pero, en su lugar, puede que tengas dos tipos de pavimentos distintos –el de cada habitación– o, cuando menos, una bonita franja entre las zonas comunicadas, lo mismo que en la pared y el techo. Tenlo en cuenta a la hora de planificar el presupuesto, ya que probablemente deberás prever una partida para instalar un nuevo suelo y rematar de forma adecuada el hueco donde antes estaba el tabique, tanto en la pared como en el techo. Puede que incluso tengas que renovar la iluminación del espacio resultante (en función de la ubicación y tipos de puntos de luz) y hasta de la climatización del mismo. Y, si por ese tabique pasaban instalaciones (electricidad, fontanería, calefacción, etc) sumar la factura del electricista y el fontanero.
¿Hacen falta permisos?
La respuesta de los profesionales es un rotundo sí: hay que solicitar una licencia de obra menor en el ayuntamiento y acompañar la documentación necesaria referida a los trabajos a realizar. Además de pagar las tasas que se pidan por ello, deberás tramitar y abonar también la colocación de un contenedor o sacos para retirar los escombros que se generen (y que no son pocos).
Cocina abierta
Solucionadas todas las cuestiones técnicas y legales, llega el momento de decidir la mejor forma de integrar los nuevos espacios resultantes. En el caso de una cocina abierta al comedor, una obra cada vez más popular, la solución más habitual es mediante una isla o península que sirva también como barra de desayunos (que, de paso, puede solventar el tema de las marcas en el pavimento o las diferencias entre los de cada zona de uso). Eso sí, asegúrate de instalar un sistema de extracción de humos bien dimensionado, para que no se cuelen en la zona de estar.
Baño en suite
Es menos habitual pero igualmente recomendable. Utiliza las zonas de uso menos privadas, como la de lavamanos o la cabina de ducha para realizar la transición entre el dormitorio y el baño privado o delimita este último con elementos ligeros, como mamparas correderas de vidrio (transparente o matizado) para ahorrarte zonas de paso. E incluso emplea ese distribuidor que antes los comunicaba para ganar un completo vestidor.
Muebles en lugar de paredes
Emplear el mobiliario como separador de ambientes es la solución más sencilla y efectiva en espacios diáfanos. Las estanterías –mejor sin trasera, para que dejen pasar la luz y la mirada–, los armarios –pueden mimetizarse con los muros restantes con un acabado en el mismo color y puertas sin tiradores– los sofás, los módulos bajos y, en general, cualquier pieza con cierto peso visual, son recursos muy útiles para llevarlo a cabo, al igual que las alfombras, perfectas para delimitar espacios sin comprometer la profundidad visual.
Hazlo a lo grande
Aunque eliminar un tabique puntual es una obra rápida que puede llevarse a cabo en poco tiempo y con una inversión contenida, en pisos muy compartimentados y con distribuciones difíciles o anticuadas, conviene plantearse la posibilidad de eliminar todas las separaciones por completo y empezar prácticamente de cero. Aunque una reforma integral de estas características es algo serio, piensa que los números están de tu parte: si reduces el número de tabiques rebajarás la partida de metros cuadrados de albañilería, enlucidos y pintura, además de ahorrarte un dineral en puertas.

ABRAN PASO
Instala una puerta corredera