El salón comedor de Ana ya era un espacio maravilloso, pero estaba a medio terminar. El equipo de El Mueble, le ayudamos a hacerlo más cálido y personal. Ana no puede contener sus emociones cuando recuerda su experiencia. “Maravillosa, como un sueño. La víspera no podía dormir por los nervios. No olvidaré nunca ese día. Fíjate, soy lectora de la revista desde hace veinte años y mi hija va a seguir por el mismo camino porque no se separó de Flavia ni un instante. La acompañó a comprar las flores, la ayudó a colocarlas y aún me sigue preguntando cuándo vendrá a comer”.
Ana decidió enviarnos las fotos para que la ayudáramos porque aún no había tenido tiempo de decorar al detalle su salón. Así que nos pusimos manos a la obra. Dos amplios y confortables sofás en “L” y un par de butacas a juego crean una atmósfera tranquila y muy natural, reforzada por el baúl y la alfombra. En el comedor, el protagonismo se lo lleva la vitrina de Banak y las sillas de fibras que le hemos regalado. “Me encantan porque encajan divinamente con el espíritu tan natural y limpio de la decoración”.
Contemplando ahora el resultado se entiende su entusiasmo. Y es esa armonía entre los tonos blancos, las fibras naturales, la ligereza de los visillos de Ikea y las espectaculares vistas del mar, lo que hace único este espacio. Un salón comedor de atmósfera algo colonial, serena y suavemente evocadora.
Su propietaria está emocionada y feliz tras los cambios que hicimos en su salón con comedor. Vestimos los grandes ventanales con unas cortinas muy ligeras de Ikea. El comedor, con la vitrina de Banak y las sillas, está totalmente renovado. Y, como toque final, la lámpara de Huerta de San Vicente y los complementos de NF Asian, que suman encanto.
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