El dormitorio de Ana era algo frío, pero tenía muchísimas posibilidades. Una cama nueva con dosel, una pintura más cálida en las paredes y unos cambios de tapicería lo han transformado en un lugar mágico donde Ana pasa muchas de sus mejores horas.
Al dormitorio de Ana le faltaba calidez, pero lo tenía todo a su favor para convertirse en un refugio especial: un maravilloso mirador y unos techos altísimos. Empezamos por retapizar las butacas junto al mirador para que fueran más alegres –con tela de Les Créations de la Maison y confeccionadas por Tapicerías La Torre– y vestimos los ventanales con unos visillos de Yute’s. “Siempre ha sido mi rincón favorito, desde aquí disfruto de unas puestas de sol impresionantes. Pero le faltaba algo... ¡Y entonces llegasteis vosotras y lo dejasteis exactamente como quería!”, nos cuenta. La solución de esa zona nos sirvió de punto de partida para el resto. Aprovechamos la altura del dormitorio para colocar una cama con dosel, de Gonzálbez, y la cubrimos con la misma tela de Yute's de los visillos. “Es maravillosa, casi como salida de un cuento”. Y, para reforzar la calidez tan buscada, pintamos las paredes en un tono que ella define como “color saco”, de Bruguer. “Ha transformado del todo la habitación. Ahora sí que tengo el dormitorio que siempre he deseado”, concluye.
“Maravilloso”
Así le parece que ha quedado su dormitorio a Ana, gracias a la cama de Gonzálbez, las caídas de Yute’s, las telas de Les Créations de la Maison y de Güell-Lamadrid, la confección de Tapicerías La Torre, la pintura Bruguer y el juego de café de Villeroy & Boch.
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