Eugenia Mateo y Sonia Rodríguez se conocieron porque Eugenia compraba en la tienda de Sonia, Olofane, lámparas y algún mueble para las casas que decoraba. Eugenia pensó que sería divertido montar una tienda de almonedas juntas y Sonia, anticuaria de carrera, accedió. La casualidad quiso que justo al lado, en pleno Rastro madrileño, se alquilara un local grande y con mucho encanto que estaba por restaurar. No les asustó la idea de rehabilitarlo y así empezaron la andadura de la almoneda La Europea, que siete años después, ha triplicado su espacio.
Ambas coinciden en que uno de los secretos del éxito ha sido su buena compenetración. "Es curioso –dice Eugenia– que siendo tan diferentes nos gusten el mismo tipo de muebles y objetos". Estos, que abarcan desde el siglo XVII a los años 50, proceden en su mayoría de proveedores europeos y su elección es fruto "de hacer muchos kilómetros y de no tener miedo a mezclar estilos distintos y colores", explica Sonia. "Una mesa industrial portuguesa, una bancada sueca, una mesa belga, una vitrina italiana... Los elegimos porque nos atrapan por su tono, su forma, sus tiradores..., nos guiamos por la intuición".

MUEBLES CON HISTORIA
El arte de recuperar piezas antiguas
Las piezas son cuidadosamente restauradas siempre respetando el encanto que deja en ellas el paso del tiempo, que es su auténtico valor decorativo. "Los franceses dicen que las cosas no restauradas 'están en su jugo' y nosotras pensamos igual. Lo bonito cuando restauras una pieza es que no se note, que parezca que está tal cual la ha dejado el tiempo", cuenta Sonia.
Los muebles se exponen recreando estancias "reales", decoradas hasta el mínimo detalle. "Las vitrinas están llenas de libros antiguos, grabados... y las mesas las tenemos puestas", añade Sonia. Así, cada ambiente es una lección de decoración para el que lo mira. "Los cambiamos semanalmente. Nuestra máxima es no repetir. Por eso siempre buscamos objetos diferentes que nos sorprendan a nosotras y a los clientes, claro", dice Eugenia.