Verdes, rojos, marrones... Aprende a decorar con los colores de otoño del bosque

Si los bosques "se atreven" a mezclar todo tipo de colores, en casa también lo podemos hacer. Colores vivos que, sin perder la esencia otoñal, crean ambientes mucho menos clásicos y estereotipados.

A estas alturas sabemos que el bosque en otoño no sólo se viste de tonos marrones. Los amarillos y los ocres también cobran un protagonismo importante. Y (atención) los púrpuras también. Colores alegres que puedes usar en tus textiles y combinarlos como se ha hecho en este dormitorio. 

El bosque está lleno de texturas muy diversas que las puedes encontrar en la madera, las hojas, las flores y el musgo, que cubre con su manta verde la corteza de los árboles y las rocas. Déjate envolver en un sofá de terciopelo de color musgo y siente la suavidad de su textura. 

Contemplar el cambio de estación en un bosque es como asistir a una explosión de color. Y en otoño la metamorfosis cromática es más evidente. Una paleta de color que nunca falla son los colores rojizos, desde el naranja, pasando por los rojos y granates hasta los destellos del púrpura. 

En otoño, pasear por el bosque es sinónimo de pisar un manto de hojas secas que se convierten en una alfombra infinita. A lo lejos, aún puedes divisar el verde de los campos, sobre todo, durante el mes de octubre. A medida que te adentras, la gama del verde varía, pero siempre está presente y encuentras una paleta cromática llena de tonalidades marrones y rojizas con verdes y ocres, como en este porche donde disfrutan del sol del otoño. 

Si alguna vez has paseado por el bosque a una hora muy temprana, la neblina te habrá envuelto dejando un halo misterioso y nostálgico a tu alrededor. El paisaje se maquilla con colores otoñales más fríos y, aun así, elegantes y sofisticados. 

Los bosques ubicados en cotas más altas empiezan a vestirse de blanco cuando en otoño caen los primeros copos de nieve. La paleta de colores cambia y encontramos un paisaje enharinado, donde el blanco y el marrón acostumbran a ser los colores predominantes. 

Si cuando hace frío todos los animales del bosque se refugian en su madriguera, podríamos decir que la chimenea ejerce el mismo efecto. Las tardes de otoño no son lo mismo sin un buen fuego silencioso donde sólo se oye el crepitar del fuego.