Seguro que algún día has llegado a casa tras una jornada intensa de trabajo o, una tarde de mucho ajetreo y, cuando por fin logras sentarte en el sofá, ¡tachán! el estrés se desvanece como una partícula de polvo en el aire... ¿Una partícula de qué? Sí, de polvo, amiga. Y de pronto te acuerdas de que tienes que barrer la cocina, preparar los tuppers de la semana, hacer el cambio de armario, poner una lavadora... Keep calm, my friend.
Paz y serenidad, qué bien suenan esas dos palabras ¿verdad? Bien, aplicando algunos de los principios básicos de la filosofía Zen a la decoración de nuestras casas y a los hábitos que llevamos a cabo en ellas podemos alcanzar un estado de bienestar y libertad absoluto (y mucha calma) que tanto predica la escuela budista. ¿Pero cómo? Muy fácil, basta con seguir algunos de los principios esta filosofía e introducir la decoración Zen en casa. Verás lo fácil que es alcanzar tu particular remanso de paz.