Si lo que más te gustó del apartamento de Christian Grey en 50 Sombras de Grey fue el cuarto rojo, seguramente no haya sido por razones oscuras o puramente sexuales (motivos igual de loables), sino por el hecho de que el resto de habitaciones principales eran demasiado frías e impersonales. Más allá de los límites de aquella llave mágica que abría la caja de Pandora reinaba una austeridad convertida en vacío y el lustre de un pavimento de mármol más cercano al de un panteón que al de un palacio. La falta de empatía decorativa no es que no invitase al sexo, es que no invitaba ni a la conversación.
Fuente de inspiración
Por todos estos argumentos –y muchos otros que no te tengo que recordar– preferimos el cuarto rojo con su terciopelo, su sillón de cuero y sus velados contraluces. Te invitamos a que lo utilices como fuente de inspiración a la hora de añadir algún rombo más a tu propio cuarto, que no ha de ser necesariamente rojo, pero podría serlo. Eso sí, el resto de accesorios, por mucho que estén perfectamente colocados al estilo Marie Kondo, mejor no tenerlos a la vista. Podrías innovar añadiendo un cuarto uso al reportaje sobre cómo personalizar un armario.
Detalles sensuales
Saca el lado más sexy de tu hogar mediante una iluminación tenue, con velas encendidas o situando estratégicamente un inmenso espejo al que dar un uso indiscreto alternativo al de los selfies mañaneros. También son provocativos los tejidos satinados, cristales que dejen entrever la figura entre estancias y el propio aroma personal, ese que te vaporizas desde el tocador (otra zona erógena que parece haber sido diseñada con el único objeto de despertar deseo).
¡Ah! Y para encender la llama, empieza por la de la chimenea. De la cama no te preocupes, cuanto más 'desmelenadamente' desecha, mejor.